Ella es interiorista y compradora experta de antigüedades y muebles de estilo vintage (entre sus clientes podemos encontrar a Elle Decoration o Vogue Living). Él, colecciona objetos antiguos de segunda mano como espejos o herramientas, y tiene un don para convertir cualquier cosa en algo estético y decorativo (una de las lámparas es un cubo de basura que compró por un par de dólares).
A primera vista, se diría que el mobiliario y la decoración de esta casa es resultado de un buen desembolso de dinero, pero la realidad es que casi todo está recuperado de bazares o mercadillos. Tras pasar por las manos de esta pareja esos objetos se han reconvertido en lo que vemos en las imágenes de hoy.
El salón y el dormitorio principal están marcados por tonos suaves y empolvados que transmiten feminidad y clase. Contrastan con la zona de comedor o la habitación juvenil, más oscuras y con colores cálidos. Lo que se puede encontrar en todas las estancia son esos tesoros recuperados por los dueños, combinados en perfecta armonía para dar forma a un hogar lleno de estilo y personalidad.
Esta casa es, en resumen, un buen ejemplo de que se puede conjuntar alguna pieza más cara (como el Chesterfield, con el que Hilary pidió que se le pagara un encargo en lugar de con dinero) con otras que realmente hablen de la personalidad de sus dueños o cuenten una historia propia, por un precio para todos los bolsillos.
Vía Desire to inspire
A mí me entran ganas de salir corriendo a buscar un mercadillo… a vosotros no?
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