Una persona que se incline por el marrón denotará madurez personal, un sereno equilibrio entre mentalidad y emotividad y un pleno desarrollo de su personalidad. Su ilimitada capacidad para conjuntar le hace ser uno de los colores predilectos de los decoradores, en el sentido de que puede aportar viveza y luz o bien tranquilidad, naturalidad e intimidad.
Su versatilidad no disminuye a la hora de aparecer en las diferentes partes de la casa. Nos servirá tanto para la cocina como para los diferentes dormitorios y salones, así como para los pasillos. Lo único que tenemos que tener en cuenta es que cuanto más nos acerquemos al negro, necesitaremos estancias más amplias y luminosas.
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