Junto con el barrio de Malasaña, Huertas o la Latina, Chueca es una de las
zonas de Madrid con mejor oferta gastronómica y de ocio, además cuenta
con un área comercial cada vez más completa y cuidada y, por supuesto, el
ambiente divertido y relajado que siempre ha caracterizado a este barrio
del centro de la capital.
Un buen plan de sábado puede ser darse una vuelta por las tiendas de Gran
Vía y Fuencarral, buscando después un sitio agradable donde picar algo,
comer y tomar un pecadito dulce disfrutando de café y buena conversación.
Y eso es exactamente lo que hicimos mi amiga Rita y yo hace unas semanas,
salir por esta zona, hacer algunas compras y ponernos al día de nuestras
vidas porque no podemos quedar todo lo que desearíamos.
Tras visitar Zara, H&M y Primark (miedito me da siempre entrar en este
macro espacio low cost superpoblado de compradores compulsivos y
tentaciones baratas) en Gran Vía, subimos por Fuencarral (entrar en
Muji se ha convertido en un ritual aunque no siempre compre algo) y
tomamos Augusto Figueroa para adentrarnos en Chueca (los muestrarios
de zapatos de esta calle son legendarios).
Hora del aperitivo y va apeteciendo descansar y soltar bolsas por un rato.
Las terrazas de la Plaza de Chueca son muy agradables pero un sábado a
estas horas están petadas y decidimos subir a la terraza del Mercado de
San Antón.
Tampoco allí una mesa libre, así que optamos por entrar al interior del
restaurante que dispone de una agradable zona acristalada climatizada
(mejor elección en esta época).
El restaurante La cocina de San Antón es un agradable espacio ecléctico
que combina piezas de diseño con toques geométricos, comic, jungla urbana...
Cuenta con un pequeño huerto interior de aromáticas en uno de los ventanales.
Ofrecen "cocina española con toques de aquí y allá", como a ellos mismos les
gusta decir.
Nosotros tomamos una refrescante cervecita con pincho de tortilla ¿Hay algo
más español?
Para comer decidimos acercarnos a B&B Babel que está casi a la vuelta de la
esquina (C/ Libertad, 23)
Es un espacio de ambiente cálido con paredes cubiertas de paneles de madera
lavada, estucos, ladrillo, jardines verticales... El uso de mobiliario como
librerías, piezas antiguas y otras vintage invitan a sentirte como en casa.
También la carta convierte a este restaurante en una buena opción si lo que
se busca es comida, comida, pues ofrecen comida mediterránea casera con
toques renovados.
Riquísimo el rabo de toro, uno de mis platos preferidos.
Una buena opción es tomar alguna de sus especialidades de arroz.
Cuando salgo por zonas con amplia oferta gastronómica, me gusta reservar
el café y el postre para un nuevo lugar y eso es lo que hicimos.
Nos dirigimos a Le Cocó, en el número 15 de la paralela calle de Barbieri.
Le Cocó es un Resto Bar que se ha puesto muy de moda, con una
cuidada decoración vintage y un ambiente muy agradable.
Sus tartas son todas recomendables y el coulant de chocolate es purita gloria
(babeo mientras escribo)