Ésto es lo que encontramos: la tela estaba llena de pequeñas manchas amarillentas como de humedad. ¡Pero había que fijarse un poco para detectarlas!
Estuvimos sopesando si darle con agua y amoniaco para tratar de limpiarlo, o cambiarle drásticamente el aspecto. ¡Esto último era lo más atractivo! Para lo que teníamos en mente necesitábamos unificar previamente la superficie, pensamos en pintura para tela pero, en todas las instrucciones que leíamos, era necesario pasar la plancha por detrás para fijarla, cosa imposible en este caso. Y como nosotras somos impacientes e impulsivas y cuando queremos hacer algo es ahora o ahora, cogimos por banda la imprimación y punto.
Se nos terminó la imprimación casi al final y los últimos brochazos los dimos con pintura acrílica blanca... ¿Os hemos hablado de nuestra impaciencia? Aunque también somos resolutivas, ¡qué caray!
Como es acostumbrado, pasamos una lija suave por toda la superficie para que quedara lisa y lista para continuar. ¿Os hemos dicho que íbamos a usar servilletas? Pues éstas son las elegidas.
Los almendros en flor de Van Gogh se adherían a la perfección al esbelto cuerpecillo.... Fuimos cortando trozos con las manos y pegándolos aleatoriamente con cola blanca diluida en agua.
Y así quedó.
Decidimos salvar la pasamanería para dar algo de contraste.
Dos capas de barniz para terminar (qué desastre..., también se nos acabó la cola...), ¡y listo para lucir palmito!
Nos llevamos a esta señora descabezada y sin extremidades a visitar el Finde Frugal de Marcela Cavaglieri. Seguro que nuevamente nos sorprenden, ella y las demás participantes, con originales propuestas.
¡Feliz fin de semana!