La regla de las tres erres, reutilizar, reciclar y reducir, surge como
una propuesta de hábitos de consumo motivada por Greenpeace y se
ha convertido en una máxima ecológica y de sostenibilidad.
Su influencia ha llegado a muchos ámbitos, también a estilo de
vida y decoración.
Dar una segunda oportunidad a un objeto utilizándolo tal cual o
transformándolo para darle un nuevo uso, está de moda.
Pero no es algo nuevo. Somos muchas las personas que ya disfrutábamos
recuperando objetos que hubieran acabado en la basura, reinventándolos,
tuneándolos o simplemente restaurándolos para darles una segunda vida.
Recuerdo a mi madre haciéndolo desde siempre y ese gusto por lo antiguo,
por lo vintage o simplemente por objetos en los que se recrea un nuevo
encanto nos lo ha trasmitido a nosotras.
Y no somos las únicas, desde luego.
Esta máxima coincide precisamente con el espíritu de los findes
frugales de Colorín Colorado, un blog hop que reúne cada viernes
a muchas bloggers que nos tomamos un tiempito para crear algo
lindo, sencillo y barato que compartimos en la red a modo de inspiración.
Mi propuesta de este viernes es una cesta realizada con una lata de conservas.
En la imagen que antecede podéis ver los materiales que he utilizado y
en las siguientes los pasos seguidos.
Lo primero ha sido doblar el borde de la lata con un alicate para
eliminar el filo cortante.
Después haremos dos agujeros equidistantes en la lata con un punzón e
introduciremos por ellos un alambre que previamente habremos cortado
con el largo del tamaño que queremos obtener para el asa de la cesta.
En este caso yo le he dado forma al alambre para obtener un bucle en
la parte superior del asa: el resultado es más bonito y también más útil
a la hora de colgar la cesta.
Podemos dejar la cesta tal cual, con su acabado natural cromo, o bien pintarla.
En este caso yo opté por la segunda opción ya que tengo varias con el acabado
metalizado original.
Utilicé pintura acrílica en color blanco pero igualmente se puede utilizar
pintura en spray.
Un recorte de cartulina negra con las palabras del uso que le vamos a dar
a la cesta, escritas con rotulador de tiza líquida y pegado sobre la lata,
pondrá fin a nuestra creación.
En este caso yo he utilizado la cesta para tener hierbas aromáticas
en la cocina, pero los posibles usos son muchos.
¿Qué uso le darías tu?