Las lámparas de techo hechas con fibras naturales a modo de cestas
invertidas son plena tendencia en decoración.
Tenía un juego de cestas de fibra que me había dado una amiga, quien a
su vez las había heredado de los antiguos propietarios de su casa. Creo
que son de Ikea y seguramente estén ya descatalogadas.
Las cestas tenían sus añitos y habían cumplido a la perfección su cometido,
de manera que mostraban algunos desgastes y huellas de uso, sobre todo la
más grande por la base. Pensé entonces en darles una nueva vida y qué
mejor que una de esas lámparas de fibra natural tan de moda.
Inicialmente pensé en cortar las fibras por dentro de la cesta, de modo que
éstas quedasen hacia dentro, pero en el último momento cambié de opinión
lo que supuso un gran error pues el resultado no es exactamente el que yo
buscaba.
Un tip: sigue siempre tu corazonada inicial ;-)
Una vez cortadas las fibras llega el momento de ir deshaciendo la urdimbre
de la cesta.
Para conseguir dar forma a las tiras de fibra, de modo que quedasen hacia
abajo, dejé la cesta en agua y luego planché las fibras aún húmedas.
Después dividí cada tira de fibra en otras mucho más pequeñas.
El lugar que tenía destinado a la lámpara es una zona de paso, a la entrada del
salón, por lo que la monté pegada al techo: primero la cesta mediana y luego la
cesta grande con su nueva forma de fibras despeinadas.
No queda exactamente cómo la imaginé pero dará un toque fresco y
veraniego a mi salón durante un tiempo ya que he conseguido dos
lámparas vintage que me encantan y que pondré en cuanto pueda en
los dos puntos de luz del techo de este espacio de mi casa.
Entonces la lámpara volverá a convertirse en dos cestas. Imagino la
grande despeluchada como macetero con alguna planta tropical...
Lo mío parece no tener solución: reciclar lo reciclado.
Crear algo bonito y barato de manera frugal como reza la máxima del
blog hop al que nos invita cada fin de semana Marcela Cavaglieri
para compartir inspiración.
En esta última imagen podéis ver los dos puntos del luz del salón, como veis la
otra lámpara es una araña de brazos tipo holandesa, demasiado clásica para el
estilo más ecléctico y minimalista que ahora busco para mi casa. Las nuevas
lámparas encajarán mejor. Estoy deseando ponerlas.
Otro cambio, en este caso impuesto, será la pared azul: una humedad en la
pilastra que la limita ha hecho peligrar su integridad y una vez arreglada le
daré seguramente un nuevo aspecto con otro color o empapelándola.
Ya os iré contando...