Las ventanas son una de las partes más vistosas de nuestra vivienda y sabemos que se ensucian con mucha facilidad, especialmente en la parte exterior. Por eso, te contamos algunos trucos para limpiarlas sin correr riesgos.
Aunque no todas las ventanas se ensucian con la misma frecuencia (contaminación exterior, clima adverso, niños o mascotas en casa…) lo que sí es común es la pereza que nos produce, en ocasiones, ponernos a limpiarlas. Afortunadamente, la tecnología también ha avanzado en ese sentido y existen nuevos mecanismos que sustituyen a la forma manual de hacerlo, que suele llevar más tiempo y ser más costosa.
Eso sí, sea cual sea la fórmula elegida para dejar nuestras ventanas impolutas, hay una serie de recomendaciones comunes, como que la mejor hora para esta tarea es en la mañana o cuando va cayendo la noche. ¿Por qué? Porque si lo haces a pleno sol, el calor hará que los cristales se sequen demasiado rápido y pueden quedar manchas, vetas o marcas. Además, si haces la limpieza con el sol en todo su esplendor es posible que por el exceso de luz no veas algunas manchas que se deban quitar.
Otra recomendación sería limpiar los cristales interiores, dentro de la casa, con movimientos horizontales, y el vidrio exterior con movimientos verticales. De este modo, si te quedan marcas o rayas, sabrás qué lado tienes que repasar sin enloquecerte buscando el origen de la marca.
En general, limpiar una ventana de PVC es muy sencillo, basta con tener agua, jabón neutro y una bayeta (para no rallar el perfil).
Si puedes, haz una primera pasada retirando el polvo de los vidrios con un paño, o con un aspirador de mano, para que el resultado sea más óptimo. No es conveniente usar materiales abrasivos, como estropajos, ya que estos pueden rayar la superficie, y los productos agresivos, como los que contienen amoníaco o diluyentes nitrocelulósicos pueden dañar los perfiles de la ventana.
Como decíamos antes, han surgido nuevos dispositivos que permiten limpiar las ventanas sin que suponga una peligro, te contamos cuáles recomiendan los expertos:
- Robot limpiador: estas máquinas son silenciosas y automáticas y permiten dejar un cristal brillante sin rayas y sin esfuerzo. Se adhieren a las superficies bajo presión y limpia el cristal de forma autónoma. Por lo general, se pueden controlar desde el propio dispositivo, desde un mando a distancia o mediante una aplicación móvil y son bastante sencillas e intuitivas en su manejo. Para que nos hagamos una idea, pueden limpiar una ventana de unas dimensiones de 2 metros por 2 metros en aproximadamente entre 6 y 10 minutos. Existen muchos modelos en el mercado, que van desde los 130 euros a los 200.
- Limpiacristales magnético: este tipo de aparatos eliminan la suciedad de ambas caras del cristal simultáneamente, por lo que suponen un gran ahorro de tiempo. Muchos de ellos funcionan sin agua ni productos químicos, y también sirven para limpiar espejos, puertas de cristal, o mesas y mucho más. Los hay con forma triangular, que les permite llegar fácilmente a todos los rincones, y todos llevan un cordón de seguridad.
- Vaporeta: un instrumento muy ecológico y efectivo que elimina cualquier suciedad, desprendiendo vapor de agua a altas temperaturas y sin necesidad de utilizar ningún tipo de producto. No olvides mantener la distancia de 30 a 40 centímetros contra la superficie a limpiar, en este caso la ventana, y tampoco fijes por mucho tiempo la vaporeta sobre el mismo espacio ya que puede ocasionar algún daño. Como consejos extra, ten siempre a mano una bayeta húmeda sin amoniaco para limpiar la pared y el marco de la ventana ya que, posiblemente, la vaporeta salpique un poco.
Con estos nuevos dispositivos la tarea de limpiar las ventanas, especialmente si son de gran tamaño o están a gran altura, resultará mucho más sencilla y te evitarás cualquier riesgo.
Fuente: este post proviene de Vivienda Saludable, donde puedes consultar el contenido original.
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