Cuadros cargados de recuerdos

Todo en mi casa tiene un sentido. Al menos, procuro que siempre sea así. No me gustan los objetos decorativos que no significan nada para nosotros, que no nos definen. Prácticamente todas las cosas que adornan mi casa están ahí por alguna razón, son especiales por algo, y eso incluye nuestros cuadros. Me encanta la fotografía y no se me da del todo mal, así que después de un tiempo con las paredes desnudas, cuando nos planteamos cómo vestirlas, estuvimos de acuerdo en que era el soporte perfecto para recordar nuestros viajes, vivencias, nuestra historia en común. Nada mejor para ello que convertir en cuadros nuestras fotografías.
   Éste fotomontaje de edificios newyorquinos fue el siguiente en llegar a casa. Necesitábamos un cuadro bastante grande, de formato vertical, y decidimos que éste fuese un recordatorio de nuestro viaje de novios a la Gran Manzana. Queríamos que el resultado fuese ligero y moderno, así que lo mejor era algo similar al cristal que contrastara con la madera de los muebles. Elegimos imprimir en una plancha de metacrilato que después, mediante separadores, pareciera flotar en la pared. Hay varias empresas que se dedican a estos trabajos y la mayoría son tiendas on-line. Nosotros elegimos www.decografica.com porque fue la que mejor calidad-precio parecía ofrecer y quedamos muy contentos con el resultado. El envío fue bastante rápido y el cuadro llegó perfectamente embalado y protegido. Así que repetimos meses después.
Estos dos cuadros en blanco y negro han sido los últimos en llegar. Para nosotros tanto Nueva York como Londres tienen un significado muy especial, así que selccionamos entre nuestros álbumes dos fotografías de estas ciudades y elegimos el mismo material que para el cuadro anterior. El resultado cada vez me gusta más. Eso sí. Si sois tan exigentes como yo con los detalles, debeis tener algo de manga ancha con los colores, ya que quizá el resultado final no sea exactamente igual a la tonalidad de la imágen que veías en vuestro ordenador. Hay que tener en cuenta que cada pantalla y cada máquina de impresión pueden tener calibrado el color de manera distinta.No hablo de grandes diferencias, sino de que la tonalidad general del cuadro puede tender más al azul, al verde o al rejo de lo que nosotros veíamos en nuestra pantalla.

Por cierto, no hemos agujereado la pared para colgar ninguno de nuestros cuadros. Si quieres saber cómo lo hechos hecho, echa un vistazo a esta entrada.

Y vosotros, ¿os anmais a personalizar vuestras paredes?