Recordemos algunos consejos básicos para lograr la armonía, incluso mezclando diferentes colores, esta vez centrados en el salón:
- En primer lugar, el blanco debe ser prioritario. Ya sea en paredes o en los muebles más grandes, no olvides que el nexo de unión de tus pasteles tiene que ser el blanco, ya que es el color más básico y luminoso a la par para crear armonía con éstos.
- Las mezclas de colores están más que permitidas pero sí, con equilibrio y cabeza. Si tienes intención de mezclar muchos tonos, el blanco y el gris nube pueden ser dos de los principales, introduciendo el resto en pequeñas dosis de alegría.
- Vivan los los detalles decorativos. Puede que tarde o temprano te canses de tu universo de unicornios y, si eso ocurriera, dios no lo quiera, mejor no haber invertido en ellos la mayoría del presupuesto. Asimismo, si compartes la casa con un hombre, lo más seguro es que tengas que ir introduciendo estos tonos en pequeñas dosis hasta lograr tu objetivo, y será más fácil convencerle de que ese marco o cojín rosa son necesarios, que de que tendrá que ver el fútbol con sus amigos sobre un sofá de dicho tono, eso es así y te lo digo por experiencia propia. Por lo tanto, apostar por tonos neutro e introducir los colores pastel en los detalles puede ser una buena idea.
- Combinarlos con tonos oscuros o intensos también está permitido pero, de nuevo, hay que saber cómo hacerlo. Un ejemplo sencillo es jugar con una misma paleta de color, por ejemplo negro, y combinar negro, con gris y toques pastel. Si aún te haces la dura con convertir tu casa en una tarta gigante, sin duda esta es tu opción.
- La madera siempre ayuda a aumentar el toque de dulzura y calidez. Elige su versión clara y crearás una armonía perfecta con estos tonos, ya sea para el suelo o algunos muebles.
¿Acaso es posible resistirse?