Seguro que a más de uno esta historia le resulta familiar. Veranear de siempre en un pueblo, tener tu casa, más o menos grande, el tiempo pasa y la familia crece. Y llega ese momento en que te tienes que plantear qué hacer, ¿abandono el nido y busco otra casa para mi familia? ¿Es la vivienda familiar lo suficientemente grande como para adaptarla y convivir? ¿Existe alguna manera de ampliar? Las casuísticas son tan amplias, como diferentes tipos de familias y viviendas pueden existir.
Esta casa de pueblo en el Empordà es un ejemplo de ello. Aunque no lo parezca se trata de la ampliación de una vivienda en lo que antes era el porche de la casa familiar, que se encuentra a 200 metros de ésta. La propietaria, heredera de la vivienda, en lugar de buscar otro lugar, viendo que el espacio se quedaba pequeño para toda la familia, optó por quedarse y acometer este proyecto aprovechando el antiguo cobertizo y la barbacoa.
La planta es de concepto abierto, aunque los arcos del antiguo porche, se encargan de delimitar los espacios haciéndolos más acogedores. A continuación del salón se ha dejado una zona de despacho, ya que la propietaria es dueña de una bonita firma en Barcelona de detalles decorativos en fieltro hechos a mano, Twin Sittings.
Todo en la casa es atemporal, tanto los colores (muy mediterráneos, neutros, verdes, azules y algo de gris para dar profundidad), como las texturas, los acabados y muebles. Muchas fibras naturales, linos, cerámica, hidráulico, maderas, hierro,… Además, bañado por la gran cantidad de luz natural que ofrecen los ventanales que dan al jardín, ambas cosas (la abundancia de luz y ese jardín) son para mí, los dos puntos fuertes de esta vivienda.
La cocina es la original del porche, tan sólo se han cambiado las cortinas que ocultaban el interior de los muebles por unas puertas más estéticas y por supuesto, se ha mantenido el concepto de gran comedor integrado en el espacio, tal y como estaría si fuera en un exterior. Lo que sí se colocó después, fue el antepecho de baldosa hidráulica que le da un aire a cocina antigua, no es que sean baldosas antiguas pero sí son artesanales, de ahí ese aire en sus colores desgastados.
Increíble debe ser la sensación desde el dormitorio, ya que abriendo las puertas puedes ver la casa completa, incluso el jardín. Aunque desde la propia cama ya las vistas son inmejorables, el jardín con la piscina y como único ruido, el de las campanas de la iglesia que se encuentra justo al lado de la finca.
Si queréis más información sobre alguna pieza en concreto, podéis leerlo aquí. Perdonadme esta semana que estoy malita y no doy para más, prometo la semana que viene compensar :-)
Imágenes: El Mueble