La verdad es que no tenía intención de publicar esta semana, pero yo sola me enredo con dos de pipas. He decidido adelantar la publicación a hoy, mañana la mayoría estaréis de vacaciones y lo último que quiero es que estéis pegados a la pantalla de un móvil o un ordenador, descansad y disfrutad aunque sea haciendo nada, porque en estos momentos es lo más sensato. Yo mañana todavía tengo que trabajar un rato por la mañana, pero creo que después y hasta el domingo, me voy a dedicar a mí.
Tampoco quiero extenderme demasiado con el post de hoy, pero encontré este remanso de paz en Nueva York y me apetecía compartir. Quizás a muchos os falte color en este hogar y no digo que no pero sin embargo, no puedo dejar de pensar en la calma que me transmite la paleta de color beige, salpicado con toques de negro, que se repite por todo el apartamento. Orden, minimalismo, limpieza, luz, los elementos justos (ni más más ni menos), calidez a su vez con toques de madera que siempre funcionan, elegancia en el negro y en las pinceladas de dorado en los apliques u otras luminarias, y por último, el toque tierno y nada caótico de las habitaciones infantiles. Toda esta casa me transmite mucha serenidad. Aunque mi espacio favorito es el recibidor y tan sólo consiste en un cuadro XXL y un banco de cuero, esto me confirma que la mayoría de las veces, menos es más y si hay arte de por medio haciendo de protagonista, no es necesario volverse loco buscando más complementos.
Se trata de un apartamento en el Upper East Side de Nueva York, era nuevo y los propietarios sólo traían consigo la obra que tanto me ha gustado de su anterior vivienda, el resto de la casa era un lienzo en blanco que Sissy + Marley Interior Design se encargaron de vestir al gusto de los clientes. Les dejaron total libertad para el diseño, con la única condición de crear un espacio elegante y “chic” pero apto para niños. Creo que el reto lo superaron con creces ¿No creéis?
Imágenes: Sissy + Marley Interior Design / Elle Decor