La habitación de un niño es el lugar perfecto para inventar mil y una aventuras. Unas veces, su cama se convertirá en un barco pirata en el que vivirá grandes fantasías. Otras, trasformará su habitación en un castillo de leyenda para proclamarse rey de sus propio universo de sueños. Aportar un toque de fantasía a las paredes de su cuarto a través de la pintura decorativa fomentará su ilusión e imaginación.
Crear un ambiente infantil partiendo de dibujos llenos de ternura, es un guiño a la diversión. En función de la edad de tu hijo, se usarán colores más o menos intensos, que no enturbien su descanso, pero que les animen a ser más vitales. La colección de motivos que puedes reproducir en su alcoba es inmensa: desde animales o flores hasta los personajes de sus series favoritas.
Los profesionales dedicados a la pintura decorativa de este tipo de espacios nos enseñan a ver los detalles de un oficio que se desarrolla con mimo y mucho cariño. Debemos recordar que el que disfrutará realmente de este entorno será el niño, por lo que hay que hacerle un hueco a sus gustos e inculcarle poco a poco el gusto por una expresión tan rica en matices como la pintura.
El Estudio Stencil está situado en Barcelona. Tiene a sus espaldas 15 años de éxitos dentro de creación de soluciones decorativas a través de la pintura. Son especialistas en la creación de plantillas, además de formar a aquellos que desean utilizarlas. Su actividad engloba entornos privados y públicosLas responsables de dar vida a través de la pintura decorativa son tres pintoras con formación de diseño gráfico, textil y Bellas Artes. Aunque aceptan encargos dentro de cualquier contexto espacial, son especialistas en habitaciones infantiles, tanto casas como colegios, guarderías, tiendas infantiles, etc.
Según el grado de dificultad que exija el trabajo, éste puede llevarles de dos días a una semana. Por otro lado, las expertas de Estudio Stencil afirman poner en práctica su creatividad desde el respeto al medio ambiente: "todas nuestras pinturas son acrílicas y ecológicas".
Ana Fernández-Villaverde pinta desde que tiene uso de razón. Así de contundente se muestra una artista que ya hacía sus pinitos con pinceles cuando era solamente una niña. "Al hacernos mayores la mayoría lo deja y algunos, como en mi caso, convertimos ésta afición en nuestra profesión", revela.
En cuanto a su inclinación hacia los entornos infantiles, Fernández-Villaverde confiesa que "surge sobre todo por mi activa colaboración con mi amiga la decoradora Olga López de Vera, quien se encarga de decorar los espacios y yo de pintarlos, y ambas confiamos plenamente en el gusto de la otra".
Los proyectos que llevan a cabo tratan de verter dentro de las estancias una catarata de sensaciones agradables por medio de texturas, colores y acabados. Según admiten sus responsables, "nuestro estudio ha ido evolucionando hacia la pintura decorativa en paredes y muebles".
Respecto a sus fuentes de inspiración, confiesa que la naturaleza es su principal musa. La representación de la flora, la fauna y el resto de motivos se realiza con óleos o acrílicos, aunque "depende de lo que se quiera y de los efectos deseados".
Dar una obra por finalizada lleva su tiempo: "casi todos mis clientes me piden una pintura mural integral que envuelva toda la habitación. Suelo tardar un máximo de dos semanas; todo depende de la superficie. Su experiencia ayuda a que sus trabajos concluyan rápido. Además, los motivos que pinta suelen ser sencillos.
Esta pintora se siente muy afortunada de que su vocación sea su modo de vida, aunque a veces sea difícil depender económicamente de ello: "realizo muchos trabajos, todos relacionados con la pintura. Tengo mi obra personal, pero vivir únicamente de mis cuadros resulta muy complicado".
Sus creaciones de pintura mural abarcan toda clase de espacios, tanto públicos y como particulares. "A mis clientes les preparo unos bocetos a escala que yo misma pinto con acuarela y en la mayoría de los casos se fían totalmente de mi gusto y mi criterio", manifiesta la pintora.