[Places] Corte de pelo Vintage: evangelio según San 'Lucas 36'

Por el centro de Madrid paseando a veces descubres pequeños rincones de esos que tanto nos gustan con sabor y encanto. Lucas 36 en la calle Monte Esquinza, 36, te sumerge en el desmelene de los años 60. Una peluquería en la que viajas al pasado gracias a su ambientación con toques rockabilly y en especial, Vintage.



Un negocio familiar que sigue una extensa tradición de más de treinta años y en el que Jaime y Jorge han conseguido crear la peluquería de los sueños de cualquier gentlemen, aunque sus servicios son tanto para hombre como para mujer; afeitado con navaja y cuidado de la barba, productos ecológicos de gran calidad e incluso terapias y masajes capilares, peinados de época para bodas y eventos.



Cada rincón y esquina de este local descubre su lado más Vintage: colores que nos remiten a las peluquerías retro, estructuras de metal diseñadas y forjadas por el propio Jaime, etc.  Original resulta la función del local como escaparate para la venta bolsos y cinturones de diseñadores emergentes como Steve Mono. Hasta la selección de revistas se basan en la elegancia y la modernidad con revistas antiguas de arte, diseño, escultura...(aunque ojear furtivamente el Hola o similares esporádicamente también resulte un placer inconfensable).



  


En la decoración se combinan vinilos en la pared con fotografías antiguas. La estructura de vigas de hormigón están al descubierto ( un recurso muy industrial ) y no podían faltar las franjas blancas, rojas y azules que recuerdan a los tradicionales postes de barbería o “Barber Pole”. Este cilindro con los tres colores en trazado helicoidal parece tener su origen en la antigua Edad Media; cuando el trabajo original del barbero no era sólo lo que en nuestra historia reciente conocemos, sino que además se ocupaban de otras tareas más “médicas”, como por ejemplo las extracciones dentales, la aplicación de sangrías y otras cirujías de mayor o menor entidad. 








Lucas 36 resulta un espacio de estilo cálido y nostálgico, chic y bohemio. Y os preguntaréis ¿cómo me queda la cabeza después?. Tranquilos, estáis en buenas manos. Los peinados y cortes son de calidad, desde el clasicismo aberrante hasta la vanguardia imposible, y todo ello aderezado con esas pequeñas dosis de psicología argentina traducidas en sentido del humor y charla discernida. La próxima vez que paséis por esta calle no os resistais a la tentación de entrar y cambiar de look... ¡a un estilo vintage!

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