Todas tenemos claro que un jardín bien cuidado luce de maravilla en nuestro apartamento de la playa, en nuestra casa o en nuestra comunidad de vecinos. Por eso debemos hacer un pequeño esfuerzo por tenerlo bien cuidado, porque con unos sencillos pasos vamos a lograr resultados más que aceptables. Que se note que estamos predispuestas a darle una pincelada de primavera a nuestra vida, que el verde es un color que nos atrae desde siempre.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es decantarnos por la disyuntiva más obvia, sobre todo en nuestro país: ¿natural o artificial? La pregunta no es baladí, porque vivimos en una zona de Europa en la que las lluvias, como amargamente estamos comprobando, escasean. En este caso la elección parece obvia: si tienes un remanente de agua propia, como pueda ser un pozo, o si vives en una zona con pluviosidad abundante, lánzate a por el césped natural. Si tu hábitat es el resto del país, allí donde impera el clima mediterráneo, tal vez deberías visitar sitios como cespedsolucion.es y otras páginas del estilo para comprar tepes de producto artificial. Menos vistoso, eso seguro, pero mucho más útil en aquellas zonas en las que el agua resulta un bien escaso.
Vía Pinterest
De acuerdo, vamos a imaginar que hemos elegido el césped natural para nuestro jardín. ¿Qué cuidados debemos prodigarle? Pues obviamente los lógicos. El primero es un riego constante pero no excesivo, porque tan malo es olvidarnos de tenerlo irrigado como encharcarlo. Así que lo inteligente es tener un sistema automático que regule las horas que el agua está en contacto con el césped.
Segunda cuestión: ¿has pensado en el abono? El césped, por sí mismo, no es un elemento que se pueda mantener sin un terreno preparado. Por eso tenemos que tener bien dispuesto el terreno, oxigenado, cuidado y sobre todo lleno de nutrientes. Eso sí, elige los abonos naturales, aunque huelan un poco peor, que los químicos; a la larga el terreno te lo agradecerá.
Tercer punto de interés: no sin calzado adecuado. En serio, lo del famoso cartelito de no pisar el césped no es ninguna tontería, así que si no es necesario no pises la alfombra verdosa que cubre tu patio. Y si llega el verano y la temporada de piscina, anda sobre ese césped pero descalza: seguro que así te durará mucho más tiempo.
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En el caso de que te hayas decantado por un producto artificial, recuerda dos cosas: hay que limpiarlo para que no esté lleno de suciedad… Y hay que regarlo también, porque en este caso no lo hacemos para mantenerlo o para que no se seque, sino para tenerlo hidratado y que luzca mejor. Eso sí, dado que es un producto artificial no hay que utilizar un riego tan constante como con el natural.
En definitiva, podemos tener nuestra vivienda perfectamente adecentada gracias a una pequeña zona verdosa que nos recordará que la primavera está cerca (aunque con este calor la verdad sea dicha, el invierno parece algo del pasado…).