En momentos como los que estoy viviendo ahora son muchos los que me recomiendan dedicar menos tiempo al blog (y eso que es bastante menos de lo que me gustaría), pero me niego. Ganaría tiempo para mí y para descansar, pero es que necesito la desconexión de Decofeelings, os explico el por qué de este rollo. A algún lumbreras de mi empresa (obviamente no del departamento financiero) se le ocurre en pleno enero que nos tenemos que mudar de edificio, así que estoy con el estrés de ver cómo me rodean cajas y cajas con información que necesito para poder presentar los impuestos de las diez sociedades que llevo, hacer cierres de ejercicio y demás lindezas a las que me dedico. Arggg! Sólo puedo decir que lo único que me apetece es llegar a casa, ver a mis hijas y evadirme con un poco de decoración (mi droga para olvidar). Si además encuentro imágenes como estas, me alegran el día.
Estos son interiores creados por Stephane Chamard, de esos capaces de mover algo dentro de mí. Grises y negros, muy dramáticos, mezclados esta vez con rojos y blancos (negro-blanco-rojo, un trío que no suele gustarme por lo general, hasta que encuentro algo con tanta personalidad). Arte en la cocina, maniquíes por doquier, un llamativo vinilo en forma de esqueleto, esculturas que salen del techo, baños que son como oasis de paz y pureza,… Sólo puedo decir ¡¡¡Wow!!!
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