Esta pequeña mesa tocinera tiene su propia historia... Realizada en madera de pino, su propietaria, Herminia, se quería deshacer de ella porque le quitaba luz y espacio en la cocina. Eso nos inspiró para transformarla en una pieza con luz propia...
1. En primer lugar, comprovamos que no tuviese carcoma, así que no hizo falta el tratamiento, y a continuación decapamos el sobre, tapamos los agujeros con masilla para la madera y rascamos. Arreglamos un problema del cajón, que rozaba al cerrarse, simplemente rascando el lateral que dificultaba su apertura.
2. Le dimos dos capas de amarillo pálido al agua, tapando con cinta de carrocero las zonas que no queríamos pintar.
3. Rascamos las zonas de mayor roce, para conseguir un acabado desgastado y envejecido, como si desde el principio Herminia la hubiese tenido así en su cocina. La limpiamos bien con un trapo húmedo y le aplicamos una capa de barniz mate al agua como protección. El interior del cajón lo forramos con papel de pared pintado y la llave la fijamos a la cerradura (que no tenía el mecanismo original) para que funcionara como tirador, con pegamento y después rellenamos con silicona negra.
Y este es el resultado: una pequeña mesa de cocina perfecta como mueble para el recibidor o como pequeño escritorio, que aportará luz y calidez...
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