Este proyecto esta desarrollado por el despacho de arquitectura Palatre & Leclére, basado en la rehabilitación de un edificio de 1940, donde han mantenido la fachada original, dentro de la idea de reutilización de espacios y edificios, pero intentando transmitir su historia.
Desde luego, desde la misma entrada se respira positividad, donde un arco iris da la bienvenida todas las mañanas a los niños. Y ese parece ser el leitmotiv, la gama de colores que surgen del arco iris.
En el interior, nos encontramos con grandes espacio diáfanos, rodeados de grandes ventanales por donde la luz del sol entra desde el patio a las clases. Cualquier rincón, desde las mismas escaleras, son un torrente de colores. Todo muy pensado, hasta los pequeños detalles como las perchas.
Algo que me ha sorprendido por original y me ha encantado son los baños. Los azulejos de colores continuando con la idea de impregnar todo de color. Pero lo más de lo más son los separadores entre los sanitarios, esos caracoles de color rojo. Que original!!!
Y el comedor, con el mobiliario retro, un homenaje a la historia del edificio. Pero eso si, sin olvidar el color. Y esas lámparas en forma de aspas, vamos, cuidando los detalles.
Pero desde luego, si hay algo que destaca por encima de lo demás es el patio, vaya derroche de color e imaginación. En las fachadas traseras vemos dos grandes paneles que integran las cristales de acceso a las clases, con los colores en progresión.
Y que me dices del gran arco iris que une una enorme nube azul con la montaña verde. Es como un gran cuadro representado en el suelo del patio. Como dicen ellos “el color al poder“.
Pero como todo buen patio que se precie, no podían faltar las áreas de juegos, pero eso si, perfectamente integradas en ese gran cuadro.
Ya ves, el color lo llena todo. Así que me imagino a esos niños llenos de alegría, positividad y gritando “we love color“.
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