En la búsqueda de poder expresar en forma más justa los avances en la inclusión comparada de las sociedades más necesitadas del mundo y de acuerdo al crecimiento económico de un país, el indio Amartya Sen, Premio Nobel de Económica del año 1998, desarrolló la teoría de la ?Pobreza Multidimensional?. El modelo es utilizado para medir los niveles de desarrollo a nivel mundial, y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha adoptado los principios del Profesor Sen en la creación de lo que han dado en llamar, el ?Índice de Desarrollo Humano? (HDI, por sus siglas en ingles) que incluye en la medición a la Pobreza Multidimensional y que sustituye las anteriores formas de medición de la pobreza intergeneracional. En él se consideran distintos indicadores que afectan gravemente al desarrollo humano como ser; la expectativa de vida al nacer, el nivel de educación y el estándar de vida que comprende, entre otros, el índice de ingresos relacionados con el poder de compra y ponderados de acuerdo a la privación que afecta la vida de las personas.
Según el último informe emitido en el mes de marzo de 2013, sobre datos relevados en el año 2012, la Argentina ocupa el puesto 45, debajo de Letonia y por sobre las islas Seychelles, y en el primer lugar se encuentra Noruega. A nivel regional, Chile ocupa el puesto 40, Uruguay el 51 y Brasil el 85, igualmente debemos mencionar que este último ha realizado admirables avances en el periodo comprendido entre los años 2000 al 2010, sacando a más de 15 millones de personas de la pobreza extrema.
Es destacable enfatizar los impresionantes logros alcanzados por los países del Tercer Mundo, en particular en el marco de la aplicación de políticas públicas con el objeto de erradicar la pobreza extrema. De continuar el mismo escenario de crecimiento sostenido en el tiempo, se estima que para el año 2030, la miseria de millones de habitantes podrá quedar en la historia como una figura siniestra de la inequidad planetaria.
En relación con la cuestión medioambiental, el tercero de los aspectos considerados por la Naciones Unidas en los pilares del desarrollo sustentable, el panorama se presenta sombrío y, de no mediar un cambio sustantivo en los hábitos de consumo, en las próximas décadas seremos testigos impasibles de una pérdida invariable de los recursos naturales con graves consecuencias en el desarrollo humano, en especial en las regiones más castigadas del planeta como ser el África y la zona Subsahariana que actualmente presenta graves problemas de estrés hídrico, recurso indispensable para el crecimiento de las personas. Como consecuencia del cambio climático, inducido por causas antropogénicas o sea por la mano del hombre, días atrás la estación atmosférica de Mauna Loa en Hawái registró la mayor concentración histórica de dióxido de carbono (CO2) en el aire, que alcanzó las 400 partes por millón, cifra considerablemente mayor al valor de referencia de 289 ppm., medido al comienzo de la era pre industrial en el año 1750.
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