El valor de las cosas materiales

La fábula

Érase una vez una mujer muy sabia que vivía en una casa luminosa en la ladera de un hermoso bosque. Una mañana llamó a su discípula y le pidió que le trajera de la ciudad algo que pesara un kilo y que fuera de gran valor.

La discípula fue a la ciudad y le trajo un kilo de paja. La mujer sabia le dijo que además de pesar un kilo, debía ocupar muy poco.

Campo paja

A la semana siguiente la discípula visitó a la mujer sabía y le trajo un kilo de hierro. La mujer sabia le dijo:

– Efectivamente, ocupa poco y pesa un kilo, pero lo más importante lo has olvidado: debe tener un gran valor.

La discípula reflexionó durante todo un año. Se esforzó en encontrar y en entender qué era aquello que trataba de transmitirle. No le importó pasar días y días observando la vida, el mundo, la naturaleza. Y al fin, lo encontró.

Algo material con gran valor y que ocupaba poco era definitivamente la SEDA. Y así lo hizo, le llevó a su maestra un kilo de seda natural en forma de ovillo.

Maquina de tejer


La mujer sabia recibió el ovillo entre sus dos manos y le preguntó:

– ¿Qué hay en la seda que aporta tanto valor?

A lo que la discípula respondió muy serena:

– El valor de la seda radica en su sencillez, suavidad, liviandad y calidad.

– Su sencillez, porque ocupa muy poco y es de origen natural.

– La suavidad, es por su textura y su forma natural.

– Su liviandad, porque pesa poco cuando es un tejido.

– Por último, pero no menos importante, la calidad de la seda es por su belleza,su fortaleza, su transparencia, su versatilidad y su calidez.

La seda es la reina de todas las cosas materiales.

La mujer sabia le dijo:

– Ahora sí estás preparada para tener tus propias discípulas. Gracias por el tesón que has demostrado, te felicito.

Y así fue, como la discípula aprendió el valor de las cosas materiales.

Escrito por Celia Escudero.

Reflexión sobre la fábula

Podemos ver que la discípula encuentra una serie de virtudes en la seda que pueden ser completamente análogas a las virtudes de una persona o una casa: calidez, capacidad de adaptación, fortaleza, belleza intrínseca y transparencia, que acaba reflejándose en el exterior sin ninguna duda.

Todas estas virtudes conforman la calidad de un ser, una vida y una casa.

Bicicleta casa


¿No crees?

De este modo, podemos aplicar esta fábula a diferentes parámetros de nuestra vida.

Puedes pensar que un kilo de diamantes o de oro vale más a nivel monetario. Pero el valor del que te hablo aquí no se mide con dinero, sino con otras medidas.

La vida, suele estar llena de sobresaltos y a menudo solemos experimentar sensaciones que nos hacen reflexionar y evolucionar.

A veces, cuando pasa el tiempo olvidamos estas enseñanzas de la vida, nos anestesiamos y volvemos a la rueda de la rutina. Nos solemos dejar llevar por la superficialidad sin entrar mucho a valorar lo importante. Por ejemplo:

El agua

El agua es maravillosa. Simplemente beber agua cuando tienes sed. Es algo tan fácil de obtener para el hombre moderno, abres un grifo y bebes.

Fuente de Agua


Sin embargo, ¿reflexionas con frecuencia del valor de este bien? Pero la realidad es que somos capaces de dejar el grifo correr y correr, cantar bajo la ducha mientras litros de este bien tan preciado se diluye por las alcantarillas. Y cuando tienes sed, el agua es maravillosa, ¿cierto? ¡qué valor tan incalculable tiene!

Una artista

Una artista que requiere de un espacio escénico para poder mostrar su arte, no necesitará un gran teatro con gradas para ello.

Una plaza pública, un parque o una azotea pueden ser perfectos para mostrar su pieza. El valor de la pieza de teatro, de danza o de circo, es indistinto de donde se represente. Cuando vivía en Londres, vi a los mejores artistas que jamás he podido imaginar en el Festival de Southbank. Todos los espectáculos eran gratuitos y al aire libre.

La vida está llena de lecciones y cuando nos da la oportunidad de leer entre líneas sería interesante estar atentos y tomar nota. Valorar las cosas desde otra perspectiva.

Conclusión

Con estas reflexiones, trato de transmitir que el valor de los objetos materiales está sobrevalorado. Que posiblemente hay valores más profundos y verdaderos, como por ejemplo el valor de los bienes naturales. Dícese del agua como el mayor de los bienes naturales. O dícese del valor de la belleza y de la verdad.

Toda mi vida he estado en la búsqueda de la belleza. A través del arte he encontrado mi gran bálsamo cientos de veces. La seda me fascina, tiene un gran magnetismo para mí. Y en ella encuentro, en una dimensión material, el reflejo de los valores que reconozco como auténticos valores.

Casa de paja


Retomando el punto de partida de esta entrada de mi blog, te haré una serie de preguntas para que reflexiones.

Puedes escribir las respuestas en un papel o tu laptop o simplemente contestarlas sobre la marcha en tu cabeza. Sea cual sea tu opción, espero que te sirvan.

Preguntas

¿Qué calidad tienen las cosas que hay en tu casa?

¿Cómo te relacionas con los objetos?

¿Están estos objetos a tu servicio o a tu contra?

¿Cuánto espacio ocupa en tu mente y tu día a día el desorden de la casa?

¿Vives la vida que quieres vivir?

¿Permites que el desorden se coma tu tiempo?

¿Has pensado qué relación tiene el desorden de los objetos con el desorden mental?

¿Es quizás el orden un gran comienzo para organizar muchas otras cosas pendientes?

¿Te has planteado contratar a una profesional del orden?

¿Pasamos a la acción?

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Un saludo afectuoso desde Una Vida Seda.

Fuente: este post proviene de Una Vida Seda, donde puedes consultar el contenido original.
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Etiquetas: Cuentos y Fábulas

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