Desde que leímos "Memorias de una geisha", esta dama japonesa ocupa un lugar en nuestros corazones. ¿Cómo olvidar a Chiyo y su transformación en la bella Sayuri? ¿Cómo no emocionarnos hasta la médula con su preciosa historia de amor con el Presidente? Pocos libros han calado tan hondo en nuestra alma. Y pocas películas han conseguido trasladar a la ficción una historia cargada de sentimientos, tradiciones y matices sin decepcionar ni un ápice. Al menos a nosotras, ¡cinéfilas de a pie y sin pretensiones! Por eso, desde entonces, no podemos dejar de asociar a estas señoras elegantes y distinguidas con el aura de romanticismo con que la novela las impregnó para siempre. Hasta el punto de trasladar esa sensación a la mismísima decoración.
Como veréis, nos cuesta resistirnos a estas damiselas... Las que veis arriba son imágenes de dos calendarios, de esos que daban en los restaurantes chinos años ha... Debidamente rescatados, recortados y reutilizados para dar a uno de nuestros salones un toque delicado, con ese punto kitsch, que tanto nos gusta.
Fuente: este post proviene de Retro y con Encanto, donde puedes consultar el contenido original.
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