No quería despedir el año sin hacerlo también por aquí, a pesar de que no me ha sido fácil encontrar un hueco para escribir con tranquilidad y sobretodo con la mente más o menos despejada. La falta de sueño es lo que tiene… Algunos ya lo sabréis, otros, que por casualidad hayáis venido a parar a mi blog, simplemente hayáis advertido que no posteo desde el pasado 1 de diciembre. Todo tiene su explicación, y en este caso concreto, el motivo es más que justificado.
El pasado 6 de diciembre, cuatro días antes de lo esperado, nació mi primera hija. Conocimos a Gala a las siete y media de la tarde, casi 24 horas después de que me tuviesen que inducir el parto porque la pequeñita venía con un peso por debajo de lo normal. Al final todo fue perfecto, pude dar a luz de forma natural, su papi estuvo conmigo todo el proceso, y ella nació sana y con los ojos bien abiertos. Sólo estuvimos 2 días en el hospital y ya en casa empezó nuestra nueva vida, que en mi caso es de dedicación total a ella.
Como he decidido apostar por la lactancia materna, apenas tengo tregua, y las cosas como son, tampoco se trata de una tarea sencilla. Por un lado, porque la mami no puede descansar en ninguna de las tomas (y eso que papi la ayuda y mucho) y luego porque a veces surgen dificultades: que si no te vacía bien un pecho, que si no se engancha bien, que si te duelen los pezones… Al final, hay que sacrificarse y sobretodo, tener paciencia. La maternidad es una experiencia maravillosa pero los inicios siempre son complicados, y eso hay que tenerlo bien claro para poder disfrutar de ello. Además, hay infinidad de cosas que lo compensan todo, como verla crecer día a día o que de vez en cuando te eche una sonrisilla. Y claro, ahí es cuando te la comerías.
Así que en lo personal, el 2015 se presenta más que entretenido. Los proyectos profesionales los aparco de momento, y respecto al blog, al que tanto quiero e intento cuidar, pues ya se verá. Ahora mismo no sé si aprovecharé el paréntesis maternal para reformularlo, o si seguiré en la misma línea, y tampoco sé cuando volveré a publicar. Lo mejor es dejar fluir las cosas, con lo que ya se verá. Lo que sí que es seguro es volveré el año que viene. Feliz 2015!