Te contaba en el primer post que escribí en este blog, que casa que suma nace de una necesidad personal de cambio a una forma de vida más respetuosa, consciente y en armonía con el entorno que me rodea.
Allá por el año 2003 adquirimos cuatro paredes de piedra para rehabilitar y convertirlas en lo que hoy es nuestro hogar. Por aquel entonces, yo tenía información dispersa y sabía que existían pinturas ecológicas y que algunos materiales podían resultar tóxicos, que existía la arquitectura bioclimática y las viviendas eficientes energéticamente, pero no encontré información clara en la red que diese respuesta a mis preguntas, ni quien me asesorase en esta esquina del mapa (Galicia interior) así que, seguimos con la obra a la tradicional” para que no se dilatase eternamente en el tiempo y una vez finalizada y ya con más tiempo para la reflexión y la lectura, empecé a interesarme por estos temas y a aprender de forma autodidacta.
Así empecé a intentar discernir por cuenta propia en qué consistía la arquitectura bioclimática, la arquitectura sostenible, las passivhaus o casas pasivas, la bioconstrucción… que tenían en común y en que se diferenciaban. Al mismo tiempo descubrí la permacultura, me interesé por una forma de vida más sencilla, conectada con los ritmos de las estaciones y poco a poco fui descubriendo una nueva forma de habitar las casas, que iba más allá de lo que había aprendido y experimentado de forma personal hasta entonces.
El punto de inflexión en todo este periplo, que empezó de forma seria en el año 2010, viene dado por el aterrizaje en el maravilloso mundo de los tóxicos: compuestos orgánicos volátiles (COV’s), disruptores endocrinos…… descubrir que vivía rodeada de todo esto supuso un shock y un punto y aparte, sin lugar a dudas, en mi vida personal y profesional.
La alternativa para erradicar los tóxicos de mi vida pasaba por rodearme de materiales naturales y de dar el salto a una forma de vida más natural. Después de horas de búsqueda de información, me encontré con la bioconstrucción y descubrí que, su filosofía daba respuesta a todas y cada una de las preguntas que me hacía.
¿Por que te cuento todo esto? Porque hoy es un gran día para mi; hoy empiezo la 14.ª edición del Máster en Bioconstrucción o Biología del Hábitat que imparte el Instituto español de Baubiologie.
Y, ¿Qué es la bioconstrucción?
La biología de la construcción o bioconstrucción estudia de una forma holística la relación entre el ser humano y el entorno construido, apoyándose en tres pilares fundamentales: la salud de las personas, el impacto ambiental de los materiales y la responsabilidad social.
Cuando la descubrí, me cautivó el enfoque de promover una arquitectura saludable, pensando en las personas y en una forma de vida amable; se trata de una arquitectura para alimentar el alma de quien la habita, donde ser humano, arquitectura y naturaleza están perfectamente integrados.
La importancia de vivir en una vivienda saludable
A medida que voy aprendiendo sobre los tóxicos en el hogar me voy llenando de razones para compartir esta información, que no debe seguir oculta y poder difundir que existen alternativas saludables, para mejorar la calidad del aire interior de nuestras viviendas y la salud de las personas.
Para ello, es importante prestar especial atención a los materiales que nos rodean, de ahí que la bioconstrucción se refiera a la vivienda como “nuestra tercera piel” (después de la piel corporal y de la ropa).
Materiales sostenibles & Diseño sostenible
En bioconstrucción se eligen con mimo los materiales y se valora todo su ciclo de vida, esto es, se sigue el proceso desde su extracción, manipulación, transformación, uso, reciclaje y su posible reincorporación de nuevo a la naturaleza. Se priorizan siempre los materiales menos contaminantes y con menos impacto mediambiental.
Todo esto que te comenté son solo algunos puntos básicos; La bioconstrucción se rige por 25 pautas creadas en su momento por el Instituto de Baubiologie de Neubeuern y que las puedes consultar a continuación:
Me hace muchísima ilusión empezar este curso y dar el giro definitivo a mi carrera profesional. Ya no entiendo “el habitar” sino es bajo parámetros saludables y con casas felices.
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