Dejar la ciudad e irse a vivir al campo es algo que alguna vez me he llegado a plantear, pero lo veo como una aspiración a largo plazo, ya que sigo necesitando el ruido en mi día día. De todas formas, mientras no sea posible hacerlo, existe la posibilidad de contar con una segunda residencia, un lugar donde desconectar y llevar un ritmo mucho más pausado. Este es el caso de Inés Aguilar, responsable de la firma de moda La Casita de Wendy, y que encontró en una pequeña aldea segoviana, su refugio particular.
Imágenes: VOGUE Living
La casa enamoró enseguida a sus dueños, que vieron en los techos altos y las vigas de madera, un espacio con muchas posibilidades. Se optó por pintar de blanco todo el interior, paredes y cerramientos, además de instalar suelos hidráulicos (uno de los aspectos más llamativos de la vivienda). Respecto a la decoración, se ha querido mantener el estilo rústico, con muebles recuperados, muchos de ellos de herencia familiar, y piezas y objetos vintage rescatados del Rastro madrileño. Los azules y el amarillo mostaza son los colores que cuentan con un mayor protagonismo, tanto en los suelos, como en los textiles, con mención especial para el sofá del salón (flechazo absoluto).
Cuando Inés adquirió esta casa, decidió abrir un blog donde compartir los avances de la reforma y que todavía sigue operativo, a pesar de ya haber finalizado las obras y el acondicionamiento de la vivienda. El nombre del blog no podía ser más acertado, Dreaming, y es que esta casa es un auténtico sueño.
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