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Hace ya algunos meses, la francesa Nannette Glorie del blog Interior Crisp, me propuso participar en una serie de entrevistas junto a otras blogueras internacionales para hablar de cómo era nuestra mesita de noche y qué objetos solíamos tener en ella. Curiosamente, no tengo mesita de noche. A pesar de ello, a Nannette le pareció interesante los motivos por los que, de momento, prescindía de ese característico mueble en el dormitorio así que acabé formando parte de su mini-serie Bloggers Nightstands.
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Recientemente me estoy replanteando la ausencia de mesita, porque hasta hace poco, en mi lado de la cama, estaba la cuna de Gala. Al haberla pasado a su habitación, y por lo tanto, haber recuperado mis lecturas nocturnas antes de irme a dormir, me doy cuenta de que necesito tener un apoyo para mis libros y revistas. El hecho es que estéticamente me gusta no tener mesita pero actualmente no me resulta funcional.
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Toc Toc Vintage
Tengo que reconocer que la mesita de noche es un elemento que puede llegar a decir mucho de nosotros y que de alguna forma define nuestra personalidad. Hace ya algunos números que la revista Kinfolk cuenta con una sección llamada My Bedside Table, donde diferentes personajes de distintas disciplinas creativas, muestran sus mesitas y desvelan algunos de sus rituales nocturnos y también diurnos. Lo cierto es que resulta un ejercicio de lo más interesante ya que deja al descubierto algunos aspectos de sus vidas privadas que contribuyen a conocerlos mejor.
Por otro lado, me gusta observar la gran variedad de opciones que existen para tener una mesita de noche: una antigua silla, revistas apiladas, un taburete… Y luego está la mesita tradicional, con sus cajones y repisas, de diseño o antigua. Y si compartes cama con tu pareja, puedes tener las mesitas a juego o diferentes.
¿Cómo es la vuestra? ¿Qué es lo que siempre tenéis en ella? ¿Podriáis prescindir de este mueble tan característico?