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A menudo la gente me pregunta cómo es vivir en Dinamarca: cómo sobrevivimos el clima, si echamos en falta la comida española, qué beneficios sociales tenemos, etc. Pero no me preguntan tanto sobre cómo son las viviendas, o mejor dicho, los pisos daneses. Es posible que alguno piense cómo de diferentes pueden ser a los que nosotros tenemos en nuestro país. Pero te sorprendería saber que es una cosa que nos llama mucho la atención a los extranjeros. Y te lo voy a explicar.
No vamos a negar que no los tienen decorados con detalles monísimos, con ese diseño escandinavo que vemos más y más en revistas y tiendas. Es algo de lo que están muy orgullosos y que además les gusta lucir en sus hogares. Pero la distribución de las habitaciones, la estructura del piso, o incluso las facilidades o accesibilidad al edificio no son las mismas.
Cuando visites a alguien en su piso, te darás cuenta que el salón y/o comedor son las habitaciones más grandes del hogar. ¿Por qué? Porque a diferencia de España, Dinamarca no tiene un clima que invite a relacionarse con la gente en la calle, ni sentarse en las terrazas como solemos hacer con el buen tiempo. Sino más bien se invitan unos a otros al hogar. Y para ello se necesita un espacio amplio donde se pueda comer y disfrutar de la compañía en comodidad.
Algo similar pasa con las ventanas. Casi todos los edificios suelen tener grandes ventanales para dejar pasar la luz debido a las pocas horas con las que contamos a lo largo del año. Y por esta misma razón, los daneses no son de usar mucho las persianas. Cuando llegue el atardecer, podrás observar lo que hacen tus vecinos. Ni son de usar cortinas, tan sólo en el dormitorio. Las persianas como las que conocemos en España para quitar la luz o para mantener tu intimada no existen en Dinamarca.
Otro aspecto que llama mucho la atención entre los extranjeros es los baños. No sólo por el tamaño (que suelen ser pequeños) sino por las variantes que existen. Me explico. Existe la ducha que no tiene plato de ducha con lo cual te puedes imaginar; agua por todas partes que te tocará secar cuando termines. O la opción más llamativa: la ducha compacta (cariñosamente hablando), donde la manguera está conectada al lavabo y cuando te duchas tienes que cambiar la llave para que salga el agua. ¿Habías oído o visto algo así? Yo no hasta que llegué aquí.
Por último, los ascensores no se estilan mucho. Sólo los pisos recién construidos son los que cuentan con uno, al igual que plaza de garaje en el sótano. Aunque esto último no es muy frecuente porque los coches son bastante caros y casi todo el mundo va en bicicleta. Los edificios no son muy altos (de cuatro plantas como máximo) y por lo general bastante antiguos. Pero mirándolo desde otro punto de vista, tal vez eso le dé un encanto a la ciudad, que cuando la admiras desde lo alto puedes ver una panorámica de foto.
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