Marrakech, nombre bereber que significa ‘Tierra de Dios’, es una de las ciudades más importantes de Marruecos y posee los zocos más conocidos del mundo. Situados dentro de la Medina de la ciudad, son un auténtico laberinto comercial en el que podemos encontrar todo tipo de coloridos muebles y accesorios.
El idioma oficial de Marrakech es el árabe, pero muchos marroquíes hablan francés, inglés, español o cualquier idioma con tal de vender sus productos. Eso sí, ¡regatea todo lo que puedas!
La palabra ‘zoco’ proviene de la palabra árabe ‘souk’, que significa desorden, y se usa para hacer referencia a esas diminutas tiendas pegadas unas a las otras en donde se puede comprar todo lo que te puedas imaginar.
Pero dentro del gran desorden del zoco, hay un orden, y cada zona se organiza en: Cherratine para la marroquinería, Zrabi para las alfombras, Fekharine para la cerámica, Sebbaghine para los tintoreros y Seffarine para los colores. Mirad el turquesa que chulo para el baño.
Las dos calles principales del barrio de los suks (mercados o zocos) son Rue Semarine y Rue Mouassine. Cada sección del suk lleva el nombre del principal tipo de mercancías que ofrece (vestidos, especias, alfombras, etc.). Si os animáis a hacer alguna manualidad de estilo marroquí, aquí tenéis una idea.
En las antiguas ‘fondouks’, viejas hospederías que ahora albergan pequeños talleres, se puede ver en vivo y en directo a los artesanos que trabajan allí todo el día elaborando piezas para vender en los zocos. ¡Y mirad que piezas!
Miles de artesanos se ganan la vida comercializando sus productos en los zocos de Marrakech, siendo la principal actividad económica de la ciudad.
El estilo marroquí es perfectamente adaptable a la decoración occidental. Es susceptible de mezclarse con otros estilos, como el estilo nórdico o el vintage, entre otros. Haced la prueba y ¡triunfareis seguro!
Los paneles de madera son una gran idea para vestir las paredes con un toque exótico. Los clásicos biombos se reinventan esta temporada en clave exótica como pieza muy funcional que puedes emplear bien para separar ambientes o a modo de cabecero.
Los faroles de inspiración oriental son un detalle perfecto para dar una pincelada de exotismo a nuestra casa.
Por último enseñaros una de mis piezas favoritas de la decoración y tradición marroquí: las Handiras. Son mantas de boda, de origen bereber, que las mujeres de la familia de la novia tejen a mano y le regalan para la noche de bodas. Son ideales para cubrir la cama, o el sofá, a modo de alfombra o en una pared como elemento decorativo. Adornada con lentejuelas y bandas de lana espesa, aporta un plus de elegancia. La lana se tiñe con plantas o minerales que se encuentran en la zona en la que las alfombras se tejen, como la granada, la henna, índigo azul y la raíz del nogal.
Desde que estuve en Marruecos tengo la ilusión de tener una, pero son muy difíciles de conseguir y no encontré ninguna allí. En Westwing, las sacan a la venta de vez en cuando. Y en Maison du Monde la tenéis muy bien de precio, pero no están hechas a mano. Eso sí, pesan menos.
Y si queréis hacer un viaje completito, no olvidéis pasaros por el post Las mil y una noches.