Francisco Izard habla sobre como nació Woodabu y qué valores quiere transmitir.
Soy Francisco, gran amante de la naturaleza desde que nací, de hecho, me gradué como Ingeniero de Montes en la UPM, pero movido por el inconformismo me trasladé a Béjar, mi ciudad natal, y emprendí un camino hacia lo que más me gusta, un trabajo creativo, honesto y en pleno contacto con la naturaleza.A partir de aquí, el equipo fue creciendo, y ahora más que nunca seguimos conservando ese afán por transmitir a cada mueble nuestro cariño, para que nuestras piezas sigan contando verdaderas historias.
De estos encuentros con mi abuela y del cariño que esto conlleva es de donde surgió el nombre de esta bonita aventura, Woodabu.
El diseño se completa una vez seleccionamos la madera en el aserradero, es un lugar y un momento muy especial, porque es donde elegimos qué piezas de madera emplearemos, con qué vetas, nudos o “imperfecciones”. Queremos trabajar para conseguir el mejor resultado, en función del diseño y de lo que queramos que transmita ese mueble.
Siempre tenemos en cuenta el lado funcional, para que estos muebles, además de decorar, se utilicen como lo que son y duren para toda la vida.
La familia Woodabu no solo pretende ser una empresa de muebles de diseño, somos conscientes del mundo en el que vivimos y por ello creemos necesario difundir y crear belleza con materiales que generan un impacto positivo, tanto en el planeta como en las personas.
Colaboramos con Tree Nation, llevando a cabo proyectos de re forestación, plantamos un árbol por cada venta, para facilitar y mejorar el desarrollo de nuevos bosques en aquellas zonas del mundo donde más lo necesitan.
Impulsamos el desarrollo sostenible mediante materiales locales y renovables, nuestras maderas cuentan con la certificación FSC o PEFC, mediante las cuales verificamos que provienen de bosques gestionados de manera sostenible.
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