Aunque por culpa de una gripe todavía no he podido coger el ritmo, así que el post del miércoles os llega en jueves. sorry.
A pesar de los virus y a pesar de que las temperaturas no son precisamente suaves.
Yo ya empiezo a oler a primavera.
¿no os parece que ya empieza a oler a primavera?
Será que tengo el olfato muy fino, pero eso y la llegada de la serie Brakig de Ikea (llega con tan solo un año de retraso, pero es tan bonita que no importa) me tienen ya con muchas ganas de renovar el armario, la deco…
Lo que no termino de ver claro es la gama de colores de este año. Son algo tristes ¿No os parece?
El Marsala (que para mi es granate amarronado) es ya un punto y a parte. No me gusta nada, no sé yo si en invierno le veré algo mas de gracia, pero en primavera me parece un color demasiado serio (mi abuela tenia muchas cosas de este color, hasta una cafetera de cerámica con estampados Marsala, la voy a buscar y si la encuentro os la enseño) , lo único bonito que tiene es el nombre.
He intentado que me guste pero no hay manera.
Eso puede querer decir que, por alguna ley tipo la de Murphy voy a terminar con medio armario lleno de cosas en Marsala. Yo tengo grabado a fuego eso de “no quieres caldo, toma dos tazas” siempre me pasa.
Mi favorito es el verde Lucite, que se parece mucho al mint, por el que tengo una debilidad especial.
Los neutros, el gris y el almond me parecen bonitos como color de apoyo.
El aquamarine es muy delicado y puede que me termine convenciendo, de echo estas zapatillas de Mark Jacobs se han colado directamente en mi wish list.
Pero el azul scuba y el tangerine me van a costar un poco.
¿No os parecen un poco setenteros?
En fin, para gustos colores.
Mañana espero recuperar el ritmo al 100% y pasar a tomar un café con vosotros.
Nos vemos
Maite
Fuente: este post proviene de Everyday un rato, donde puedes consultar el contenido original.
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