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Me desayuno.
Con el tiempo, he descubierto que el desayuno es de las mejores cosas del día. Ahora lo disfruto, lo siento, lo cuido. Y él hace lo mismo conmigo. Nos desayunamos. Me regala silencios no caducos, la luz más virgen, la cocina más sagrada. Yo el primer bostezo, la rutina más adictiva, las sensaciones que aún nadie ha descubierto, ni siquiera yo. Empezar el día así ya no quiero que sea una elección
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