Llevo mucho tiempo retrasando esta entrada, y es que os confieso que no sé por dónde empezar. He estado un buen tiempo sin pasar por aquí y venir aquí sin dar una explicación, como si nada, me resulta raro. Pero tampoco sé cómo explicaros todo lo que me ha pasado por la mente estos meses.
Siendo sincera la principal razón de mi parón ha sido que me he encontrado sin inspiración, y sin muchas ganas de escribir. Llevaba un tiempo que a veces me sentía atada al blog y lo sentía como una obligación, y como podéis imaginar este blog debe ser todo menos eso. Sentir la necesidad de tener que escribir algo, cualquier cosa, porque simplemente era lunes y tenía que sacar algo, no lo veo bien ni para vosotros ni para mí.
En este tiempo de receso, muchos de vosotros me habéis preguntado qué me pasaba, y me daba hasta vergüenza contestar que estaba en plena crisis bloguera. A mi alrededor veo que los blogs que leo están siempre a pie del cañón, haga bueno o malo hay un post de ellos, y eso a veces hasta te hace sentir más pequeña, pensar que tú no tienes esa fuerza o esa creatividad, y eso al final te da más ganas de querer dejar todo…
He estado pensando mucho en mi continuidad con el blog, hay algo dentro de mí que siempre me decía que no podía abandonar, abandonar algo que me ha hecho feliz y sobre todo algo que ya es parte mí. No quiero volver a la rutina de escribir porque tengo que escribir, quiero escribir cosas que piense que os puedan interesar, quiero que cuando veáis las cosas que escribo (o al menos intentar que pase) os enamoren u os sorprendan. No sé si reduciré el número de ‘posts’ que hago durante la semana o seguiré como a esta hora. Pero lo que sí sé es que estaré orgullosa del trabajo que hago.
Hoy más que nunca os mando un beso enorme a todos, GRACIAS!