Os cuento: a finales del año pasado, tuve la inmensa suerte de que mi salón fuera la estancia elegida para redecorar, en una iniciativa conjunta entre Raquel, de Kele voy a hacer, y Cristina, de Cristina López Aparicio.
Quería aligerar muchísimo el ambiente, y de hecho, quité muchas, muchísimas cosas después de las fotos que váis a ver. Además, hacía tiempo que tenía en mente pintar la mesa y las sillas del comedor, y también algunos de los muebles, pero hay que dedicar bastante tiempo para emprender algo así.
Tiempo es de lo que más carezco, y además tenía la dificultad añadida de que la mesa y las sillas las utilizamos a diario. Prescindir de los demás muebles mientras los pintaba, hubiera sido perfectamente posible, pero en casa hacemos vida en el salón, no tenemos ningún cuarto de estar, ni de televisión ni nada parecido. Incluso es donde comemos y cenamos, porque en la cocina no hay espacio para una mesa lo suficientemente grande para cuatro.
Os imagináis? Pintar la mesa y las sillas que se utilizan a diario, y a ratos perdidos (una hora de aquí, diez minutos de allá... porque así es como yo hago todos mis trabajos) Así que no hace falta que os explique cómo me sentí cuando gracias a estos dos encantos, pude por fin hacer realidad algo que estaba deseando llevar a cabo.
Su propuesta consistía en redecorar una estancia de la casa, utilizando los mismos elementos que ya existieran en ella. Para ello, había que enviar fotografías de la misma y explicar lo que querías conseguir con el cambio. Yo era consciente de que, en cuanto a la distribución, poco o nada se podía hacer, porque el mueble de obra en una de las paredes condiciona todo lo demás. No es de pladur aunque lo parezca, son bloques de madera unidos y pintados que sí pueden desmontarse, pero el lío es considerable. Desde luego, la cuestión no era hacer en ningún tipo de obra.
Los sofás también suponían un condicionante, porque son de dimensiones considerables... mi tapicero particular (mi padre, como ya os he comentado alguna vez) opina que los sofás tienen que ser cómodos y amplios para dormir a gusto en ellos jjajaja). Precisamente por esos días, estaba a punto de cambiar toda la tapicería del salón (sofás, sillas, cortinas, etc.). De hecho, antes de contactar con Raquel y Cristina, ya tenía las telas elegidas y encargadas. Creo que después de 17 años, ya se merecían una renovación, no???
En cuanto a los objetivos del cambio, les expliqué que quería conseguir mayor luminosidad y sensación de amplitud. En realidad el salón no se veía tan oscuro como ha salido en las fotos. El motivo es que están hechas de noche, pero tiene una ventana muy grande y de luz no nos podemos quejar precisamente. La cuestión estaba en que tanto la tapicería como los muebles, reducían la sensación luminosa.
El cambio de telas iba a aportar mucho, pero seguro que se podía hacer algo más... A punto estuve de no enviar la solicitud, y finalmente la envié el último día y a última hora de la noche... por los pelos, vamos, y sin ninguna fé... El día que recibí su e-mail pensé: "ya está... muchas gracias por haber participado etc. etc."... cuando lo leí, me quedé en estado de shock!!! Tanto, que ni les respondí hasta el día siguiente jajaja.
Vinieron a casa una tarde. Tarde entretenidísima, por cierto, en la que no sólamente se habló del salón jajaja. Conectamos maravillosamente bien a la primera, lo que no es nada complicado con Raquel y Cristina. No tengo palabras suficientes para mis dos chicas: profesionales, entusiastas, enamoradas de su trabajo, responsables, cumplidoras con los plazos y horarios... sólo puedo decir que para nosotros fue un verdadero placer tenerlas en casa. Seguimos por supuesto manteniendo el contacto, y así seguirá siendo, y tendrán una carrera llena de éxitos, estoy convencida al cien por cien, porque luchan por su sueño y adoran lo que hacen, así que no podrá ser de otra manera.
Empezó el proyecto, con las ideas bien claras entre las tres en cuanto a los muebles que se iban a pintar y los que se quedarían con su aspecto original: la mesa/arcón de centro y el buró. Algo comentamos sobre el color de la pared, pero sin concretar. En un principio me dijeron que eso junto con el color de la librería, iba a ser una sorpresa. Me pareció estupendo porque confiaba plenamente en ellas, pero a última hora les dio "cosilla" que no me fuera a gustar y se empeñaron en decírmelo jajajaja, qué ricas.
En cuanto a la distribución, quedó tal y como estaba porque después de barajar alguna otra opción, vimos que realmente era la más idónea para el espacio disponible. Eso sí, les dije que iba a prescindir del botellero, que era simplemente decorativo y en absoluto necesario, porque la mesa de centro ya cumple esa función.
Se llevaron a su taller el mueble del televisor, las puertas de la librería y las sillas. La mesa pesaba muchísimo y era complicada de desmontar, así que decidieron pintarla en casa. Jamás me han gustado los muebles negros, pero estas sillas me las regalaron mis padres cuando compré la casa. La verdad es que son preciosas y tenían muchísimo potencial. Tampoco por aquel entonces había tantas opciones de colorido como hay ahora, así que compré la mesa también negra. A Cris y a Raquel tampoco les convencía nada, y me decían: "pero es que esta mesa te gusta mucho?" jajajaja... yo les decía: "no, pero es la que tengo, qué vamos a hacer, cuando pueda la cambiaré..."
Sin embargo, como son dos chicas perseverantes, fueron a echar un vistazo a una tienda de muebles de segunda mano. Cuando me enviaron la foto de esta mesa tuve el mismo flechazo que ellas, y cuando me dijeron el precio me enamoré más todavía. Me daba miedo que resultara demasiado grande, pero ya veréis que visualmente, resultó mucho más ligera que la anterior.
Y ahora sí, os muestro el cambio. Las fotos me las han cedido ellas mismas.
El cambio es maravilloso, no os parece? Evidentemente, para una sesión de fotos como esta, se suprimen y se añaden elementos, toques decorativos... Los cuadros que véis, por ejemplo, los tomamos prestados del pasillo porque aún no tenía claro si iba a dejar el que estaba en ese lugar, y se suprimió el buró, que ahora está colocado en esquina, pero básicamente esta es la imagen de mi salón en la actualidad.
No quiero terminar sin dar las gracias de nuevo a Raquel y a Cristina y felicitarles por su impecable trabajo. Para ver este y otros proyectos suyos, podéis pinchar aquí y aquí.
Buen martes para tod@s!