Su extravagante austeridad es resultado de un proceso de depuración formal con la voluntad de no esconder nada. Así, su anatomía consta de una barra tubular de acero negro que se extiende 2,25 m. desde un soporte vertical montado en la pared. Un mango acabado con bola de madera de haya permite mover la lámpara lateralmente hasta un radio de 180º y un regulador de voltaje en el cable permite ajustar la luz.
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