De todos es sabido que la comida rápida tiene el sello norteamericano por excelencia. De nada sirve saber que la pizza italiana es un producto europeo si el mayor número de ejemplares se vende en los Estados Unidos. Termina siendo, por tanto, un producto denominado dentro del grupo de fast food o junk food, el segundo menos acertado e incierto. Pero las costillas a la barbacoa, aunque son un plato tradicional americano, tienen un grado de reconocimiento por encima de hot dogs o hamburguesas.
Si el kétchup está presente en los perritos calientes y en las hamburguesas, la salsa barbacoa americana está omnipresente en los asados de carne a la barbacoa en todo Norteamérica. Y por ende, en el resto del mundo, donde se ha exportado este concepto gastronómico consistente en costillas asadas en parrilla y condimentadas con esta salsa. Toda la carne de cerdo asada combina perfectamente con esta salsa, además de pollo y patatas fritas, guarnición que no podía faltar junto con la mazorca de maíz.
La diferencia sustancial entre la salsa kétchup y la barbacoa reside en el sabor picante y ahumado de la segunda. La combinación de ingredientes se ha llegado a convertir por tanto en un secreto, que por otra parte es la clave de toda salsa como la mayonesa, la bearnesa o la tártara. El sabor ahumado es el resultado de un aderezo alcohólico que no es otro que el whiskey, por lo que éste sería un ingrediente indiscutible para darle ese peculiar tono al paladar.
Así pues, el sabor de la salsa bbq ofrece un sinfín de posibilidades en la cocina, tanto para preparar los típicos platos americanos, como en adaptaciones en otras recetas para huir de la cocina aburrida y tradicional. Y es que existen distintas variedades que se adaptan a todos los ingredientes y a los gustos de cada consumidor. Sorprende a tus comensales con los nuevos sabores de una nueva cocina de vanguardia.