El sábado asistí a un encuentro blogger organizado por Reparalia que resultó
realmente agradable y del que os hablaré detenidamente en un próximo post.
Aunque llevaba mi cámara, por primera vez en un evento de este tipo pasé
de tomar fotografías: desde el principio me di cuenta que cada uno de los
componentes del equipo Reparalia estaba tan implicado con el encuentro
que supe de antemano que el reportaje fotográfico y de vídeo de los dos
fotógrafos que cubrían el encuentro iba a ser completo y capaz de transmitir
lo que allí compartimos.
Así pues me dediqué a disfrutar de los talleres, el encuentro con otros
bloggers y las actividades que se desarrollaron.
No sé si por el buen ambiente que los organizadores consiguieron, porque me
encontré con blogueros amigos, algunos ya conocidos personalmente y otros a
los que pude desvirtualizar, o porque voy acostumbrándome a este tipo de
eventos en los que no suelo prodigarme demasiado, lo cierto es que lo
disfruté a tope y mostré tal entusiasmo que hasta me atreví a hacer
una entrevista grabada.
Yo misma me sorprendí hablando sobre la marcha y con naturalidad, como
si no hubiese cámara, y fueron varios los comentarios a lo largo de la mañana
sobre la imagen más moderada y seria que transmito en el blog.
Esto me ha hecho reflexionar, tomar conciencia de que normalmente me cuesta
mostrarme en el blog especialmente jovial o simpática, más bien tiendo a una
actitud didáctica si se trata de presentaros un DIY, intimista si abordo un tema
profundo o importante, descriptiva si os presento un espacio o lugar...
Pero reconozco que me cuesta introducir esas expresiones simpaticonas que
tan bien manejan otros blogueros para conseguir intimar con sus lectores.
Quizás por pudor o respeto al no conoceros personalmente o porque soy
perfeccionista y me tomo el blog demasiado en serio, lo cierto es que pocas
veces me he permitido mostrar mi parte más bromista o canalla.
Y os aseguro que tengo ambas.
De hecho seguramente es la capacidad para reírme de casi todo, empezando de
mí misma, lo que me ha permitido superar momentos duros o de bajón, que los
tengo como todo el mundo aunque no suela mostrarlos en el blog.
Porque, como muchos otros espacios web personales, éste es un espacio para
compartir lo bello de la vida, aquello que nos hace sentir bien, que nos da una
bocanada de aire fresco en medio de las prisas, el estrés o los sinsabores del
día.
Un lugar calmo y amable en el que quizás no os cuente con palabras que
ayer apenas tuve tiempo de comer, pero a cambio os muestre las fotografías
del sandwich que me sirvió de comida mientras respondía mails retrasados,
preparaba los post de la semana, tendía lavadoras y pasaba el aspirador
para empezar la semana sin demasiados agobios.
Ya veis que no todo es de color de rosa en la vida de una bloguera,
pero me hace feliz usar ese color para ti...
¡Feliz comienzo de semana!