El año jubilar aspira a superar las multitudinarias cifras que registró en la pasada edición. Nada menos que 1.300.000 peregrinos participaron de una tradición que se remonta hasta el año 1512, cuando el Papa Julio II otorgó a Santo Toribio tal privilegio, que tan solo ostentan Roma, Jerusalen y Santiago de Compostela.
El motivo de la Bula Papal es la posesión del trozo más grande que se conserva de la Cruz de Cristo y por esa razón a los peregrinos se les conoce con el sobrenombre de cruceros.
Lo cierto es que cuesta ponerse en la piel de los primeros foráneos que emprendieron la marcha para venerar la reliquia del Lignum Crucis. No en vano, los caminos de la Edad Media fueron célebres por la inseguridad imperante.
A la posibilidad de sufrir un asalto se le unía la dificultad para orientarse en un territorio desconocido. Cabe recordar que los primeros caminos fueron senderos marcados por el tránsito de personas y animales.
Los aficionados al senderismo conocen bien la fertilidad que caracteriza a nuestra región. Las precipitaciones aceleran el crecimiento de la vegetación y ésta cubre en cuestión de días las huellas que sirven de guía.
Hitos y paneles informativos
Para contrarrestar esta circunstancia se han dispuesto hitos fabricados en cemento a lo largo del camino. Presentan una altura de 40 centímetros para facilitar su correcta visualización e incorporan flechas de dirección.
En algunos casos, la señalización rural diferencia entre el camino lebaniego del camino de Santiago, pues llegados a un punto, confluye con la ruta norte a Santiago de Compostela. Mediante colores y símbolos identificativos (la cruz y la concha), no da lugar la confusión.
Por otro lado, el recorrido cuenta con numerosos paneles informativos que recogen datos de especial interés para el peregrino, tales como el recorrido, lugares de atractivo turístico, monumentos históricos y apuntes culturales sobre la naturaleza o el entorno.
Para todos aquellos decidan prolongar su estancia en la región más allá del camino lebaniego, los carteles se completan con diferentes rutas y senderos para descubrir la comarca de Liébana y los Picos de Europa. Bien sea a pie o sobre dos ruedas, la parte posterior de los paneles informativos recoge 14 rutas para senderistas y 12 para los amantes de la bicicleta de montaña.
La inclusión de códigos QR con información sobre las rutas aportan valor añadido y prolongan la comunicación más allá de los soportes físicos.
La inclusión de la tecnología pretende ser un complemento que facilite la experiencia, pero nunca debería suponer una brecha respecto aquellos menos familiarizados con estos avances. Por esa razón, también fueron instalados diferentes señales en las paredes de los muros, como apoyo a los hitos y la cartelería.
Señalización rural fabricada en composite
Serisán ha sido la encargada de elaborar la comunicación gráfica que se encontrarán los peregrinos durante las tres etapas que unen San Vicente de la Barquera con el monasterio de Santo Toribio. Los paneles fueron montados sobre postes de madera o mojones de cemento, y fabricados en composite, un material muy resistente y duradero.
El recorrido comprende una distancia de 73 kilómetros. Una exigencia física y mental que requiere seguir una serie de indicaciones para disfrutar la experiencia de una forma plena. ¡Feliz Año Jubilar Lebaniego!
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Fuente: este post proviene de Blog de Serisán, donde puedes consultar el contenido original.
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