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Cierto es que todo diseño obedece a la identificación previa de una necesidad insatisfecha que debe ser resuelta mediante el planteamiento de unos objetivos. Problema y solución. Pero entre medias y alrededor orbita el método. El cómo. Existen múltiples vías para recorrer el camino entre la pregunta y su respuesta; en identificar la mejor reside el leit motiv del diseñador.
Es en este punto donde cobra especial protagonismo y sentido el movimiento Slow Design, una corriente que persigue la sublimación de esta labor. Enfrentar al diseñador al todo, al después. Y es que un diseño es, en su parte más básica, un objeto de consumo, una solución aportada a una demanda, pero hay más. Individuo, sociedad y entorno natural conforman el trío indisoluble que debe considerar el Slow Design. No es solo hacer cosas: es hacerlas bien.
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Es la evolución natural del diseño, desde los días de la Revolución Industrial hasta el presente y, especialmente, hacia el futuro. El diseño ha sido tanto fuente de soluciones como de nuevos problemas, una dicotomía constante entre el acierto y el error, entre crear y destruir. Ha traído la vivienda, el transporte, la artesanía, la tecnología más puntera, los tamagochis y la fregona, el lápiz con goma y la tinta que se borra; nos ha dado la manzana mordida, las portadas de los libros de Harry Potter y las bicicletas plegables. Pero también la sobreexplotación de recursos, la marea incontenible de residuos, la contaminación sin mesura, la desigualdad y las Crocs.
Recorrida ya la transición entre el diseño enfocado exclusivamente en el individuo a la consideración de la sociedad en su conjunto, de la artesanía al diseño industrial, resta ahora el último elemento. ¿Qué ocurre con nuestro entorno? ¿Cuán lejos vamos a llegar antes de encontrar una solución que concilie todos los puntos? ¿Y con las Crocs?
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Slow Design solo es un nombre, una etiqueta impuesta a una realidad. Como tantas otras: diseño inteligente, sostenibilidad, reutilizable, biodegradable… Pero es necesario. Cada vez más. Existen muchas vías, sí, pero no podemos quedarnos en el camino. Hay que identificar los problemas reales, plantear los objetivos e invertir tiempo en resolverlos durante la fase de diseño.
Son muchas las preguntas y mentiríamos si dijésemos que tenemos todas las respuestas. De manera que hemos decidido dar la palabra a expertos y profesionales con diferentes roles dentro del sector del diseño.
Os invitamos a escucharles en el evento Time To Create, promovido por Chhaya y Comcosy, el próximo 20 de septiembre en el Pabellón de Papel de Shigeru Ban.
No te olvides de RESERVAR TU ENTRADA antes de ir.