Yo no sé a vosotros, pero a mí estos calores me tienen agotada y en
"modo pereza".
Es cierto que desde ayer las temperaturas han bajado y de los 35º de
máxima hemos pasado a 28º, una pequeña tregua climatológica que parece no
va a ser muy prolongada porque el domingo las temperaturas vuelven a subir.
¿Será que realmente estas olas de calor sufridas los últimos veranos responden
al anunciado calentamiento global o quizás es que me estoy haciendo mayor y
cada vez aguanto menos las temperaturas altas?
Lo cierto es que en Madrid, con los coches, aires acondicionados y la
multitud, se hace insufrible estar y como nuestras vacaciones en Tailandia
fueron igualmente calurosas, sólo pienso en lugares fresquitos y respirables.
La semana que viene me tomaré unos días de descanso en un tranquilo
destino rural de Ávila y espero tomar fuerzas para aguantar el resto del
verano.
He dejado programadas algunas entradas por lo que el blog seguirá
activo.
Este verano no se parece en nada al pasado que viajamos a Noruega,
donde por veinte días nos libramos de las altísimas temperaturas que
también se sufrieron en la casi totalidad de nuestro país.
Como recordaréis, optamos por hacer un crucero por los fiordos noruegos y
poder llegar así hasta el lugar habitado más septentrional del planeta, donde
en pleno agosto los termómetros no subían de 7º, aunque en el resto de los
lugares que visitamos la media era de unos agradables 21º.
Disfrutar de la cubierta con esas suaves temperaturas, en un entorno
tranquilo y genialmente decorado como el que os muestro, me resulta
hoy el mejor delos planes.
Muebles de rattan combinando color natural y blanco, vestidos con cojines y
colchonetas en blanco, dan como resultado un espacio que transmite elegancia,
serenidad e invita al relax.
Si a ello añadimos la brisa marina y la visión del océano, no se puede pedir más.
Un espacio chillout cuya sola visión refresca estos calurosísimos días de
verano, ¿no os parece?