La fotógrafa e incansable viajera Kara Roselund nos abre las puertas de su hogar en Australia, un hogar inspirado en la naturaleza que guarda muchos de los tesoros encontrados por ella en sus expediciones. Una luminosidad etérea recorre todas las estancias, crudos y blancos ayudan a potenciar una atmósfera relajante que encuentra un complemento idóneo en las piezas de madera y mimbre. Óleos y piezas de anticuario son también refljeo de la personalidad intrépida y sibarita de su dueña.
La pasión por el reciclaje de kara se percibe en algunos detalles como la vieja escalera del salón, la damajuana reconvertida en lámpara de mesa o las ventanas de arco que hace las veces de cabecero en el dormitorio.
Su casa es fiel reflejo de su amor por la naturaleza, tal como ella cuenta lo que les gustó más fueron sus techos altos, la sensación de libertad que en ella encuentras puesto que ambos extremos de la casa desembocan en el exterior, motivo por el cual la luz y la brisa fluyen libremente. Argumentos de peso, desde luego.
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Fotografía: Kara Roselund, vía: Design Sponge