Lo primero, darle una buena capa de pintura a la tiza en color Gris Kioto (tira un poco a verdoso y eso es lo que nos gusta de esta tonalidad).
A mano dibujamos unas letras, suponemos os suenan, que van mucho con nosotras. Véase cómo la que, de las dos, pinta estas grafías, se caracteriza por hacer lineas "con flecos", algo que a ella le encanta y que le facilita la corrección del trazo, y que a la otra de nosotras y a su santo esposo (de carrera técnica y especialista en dibujo a mano alzada) les horroriza....
Puesta la "enflecada" sobre nuestro tablero ya pintado, procedemos a clavar puntillitas por todo el contorno del dibujo.
Una de nosotras extraería el boceto de manera cuidadosa para evitar que los clavitos se desprendieran, pero fue la otra la que, de un tirón, se deshizo de él. Bestia ella donde las haya... El resultado no tuvo, por fortuna, mayores problemas.
Y ahora la elección del adorno... De las dos opciones que teníamos, nos decantamos por la menos sofisticada (cosa rara, porque sofisticadas somos un rato...).
Paciencia... y un ratito después...
... así quedó nuestro tablero, y así nos estrenamos con la técnica del Hilorama (en nuestra tierna infancia lo habíamos experimentado, pero había quedado en el olvido).
Lo rodeamos de croché y plantas, pensando que era lo que más le iba, y creemos haber acertado, ¿no?
Pues otra fruslería para mostrar en el Finde Frugal de Marcela Cavaglieri. Seguro que las participantes en esta quedada de los Viernes tienen fantásticas ideas para enseñarnos. ¡Vamos a verlas!
¡Feliz fin de semana!