Lo cierto es que aún no me lo creo. El pasado martes a las 6 de la tarde firmé el contrato de alquiler de este local, situado en el barrio antiguo de Manresa, ciudad en la que resido desde hace un año y medio más o menos. Lo que siento ahora mismo es una mezcla de euforia y vértigo que de algún modo intento contener, porque cuando visualizo todo lo que tengo por delante pienso ‘madre mía!’ y claro, así es complicado actuar con serenidad. Porque la elección del local es sólo una de las muchísimas decisiones que hay que tomar, presupuestos que cuadrar, y mil gestiones que hacer.
El proceso hasta llegar aquí no ha sido nada fácil, la verdad. Todo el mundo te insiste -y cuando digo todo el mundo me refiero no sólo a tu círculo cercano, sino a otras personas emprendedoras y a los profesores de los cursos de empresa- en que a la hora de montar un negocio, la ubicación es la clave. Y como soy una romántica y suelo dejarme llevar más por el corazón que por la cabeza, me ofusqué en encontrar un espacio con carácter, independientemente de si pasaba mucha o poca gente por delante de él. He aquí mi espíritu empresarial, en fin… Pero al final, se impuso la cordura y creo haber encontrado el lugar idóneo.
Si he aprendido algo en estos dos años y medio en los que empecé a ser ’emprendedora’, es que una no nace siendo una experta en los negocios, y que esa parte, digamos, más fría del proceso, se acaba adquiriendo con el tiempo. Por el momento, ya me defiendo algo mejor con las hojas de Excel y ya tengo interiorizados algunos conceptos de la jerga comercial. De todos modos, todo sigue siendo un mundo por descubrir y en parte ese desconocimiento o falta de experiencia llevando un negocio propio, se convierten a la vez en retos y motivaciones que me hacen estar con la adrenalina por las nubes. Y eso me gusta. En parte se parece a la adrenalina de trabajar como reportera en un medio de comunicación, algo a lo que me he dedicado durante 14 años. Ahora todo es nuevo pero sin duda creo que todo lo que me ha enseñado el periodismo me va a venir muy bien en esta nueva etapa. De hecho, empezar a escribir este blog ya fue algo que me permitió seguir vinculada a mi profesión, pero en vez de hablar sobre Messi y el Barça, he abordado otras temáticas.
Para los que no sepáis de qué va esto, lo voy a intentar resumir en pocas palabras. Desde hace mucho tiempo siempre he fantaseado con la idea de tener una tienda donde vender cosas bonitas. Todo surgió cuando empecé a viajar. De manera espontánea, me paraba delante de los escaparates de las tiendas que llamaban mi atención, habitualmente tiendas de decoración y complementos, y me encantaba entrar y curiosear. Y así, de repente un día, me empecé a imaginar que tenía un negocio propio, hasta que me di cuenta de que ya no me interesaba que eso fuera una ilusión sino que lo que realmente quería era que se convirtiese en realidad. La cuestión no es que descubriese que tenía otra vocación y por eso dejé mi anterior trabajo. La verdadera razón de ese cambio era que tenía la necesidad de verme en otra faceta distinta. Esa decisión de momento no ha hecho más que aportarme cosas positivas, la mejor de todas, el nacimiento de Gala y el haber podido disfrutar al máximo de la maternidad. Y aunque eso ser madre full time se acaba, vamos a conciliar todo lo que podamos.
Por delante tengo muchísimo trabajo, comenzando por reformar y acondicionar el local, y también este blog sufrirá algunos cambios. Ah, por cierto, casi se me olvida. La tienda se llamará TOC TOC -la shop-.