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La importancia de las tarjetas de visita y la ambición de la tarjeta perfecta
La importancia de la tarjeta de visita radica principalmente en que supone el primer impacto de persona o negocio con un posible cliente. Por eso, resulta muy importante cuidar todos los detalles, de modo que esa primera impresión sea favorable y transmita una buena imagen. Además, también es importante que se acuerden de nosotros, para requerir de nuestros servicios llegada la ocasión. Por eso, es importante que quien la reciba guarde nuestra tarjeta, para tener así bien a resguardo la forma de contacto.
Para conseguir que esa tarjeta aporte la credibilidad suficiente, hable bien de su propietario y transmita confianza es importante que esté bien elaborada. Conseguir la tarjeta perfecta es algo que a todos nos gustaría, pero resulta muy complicado, porque ni todas las situaciones personales o profesionales son idénticas, ni el gusto de los receptores es semejante. Sí que podemos, al menos, tener en cuenta algunos factores que nos ayudarán a conseguir una tarjeta correcta y eficaz.
Consejos para diseñar una buena tarjeta de visita
Podemos seguir algunos pasos que nos ayuden a conseguir esa tarjeta eficaz:
Atención especial al diseño. Como paso previo, haz un diseño a grandes rasgos de lo que quieres, con aspectos como la información que piensas añadir, colores, letras, fondos, imágenes y cualquier otra circunstancia que se te ocurra. No olvides las posibilidades que te da utilizar las dos caras, porque siempre tenemos tendencia de dar la vuelta a las tarjetas para ver si hay algo detrás.
Elección de formato. Según los datos que se quieran introducir habrá que pensar en el formato y orientación de la tarjeta, es decir, horizontal o vertical. El tamaño más lógico de la tarjeta, que haga de ésta algo práctico que se pueda guardar en un tarjetero o cartera sería aproximado al de una tarjeta de crédito. Actualmente, el formato estándar más demandado suele ser 85×55 milímetros, aunque se está imponiendo un modelo más reducido, de 70×30 milímetros.
Los datos que contendrá la tarjeta. Sobrecargar con datos una tarjeta supone muchas veces que no se vea ni entienda nada de lo contenido. No es necesario recoger absolutamente todo lo que nos defina, ni los datos serán necesariamente iguales. En una empresa, no es igual si tiene atención física, en la que habrá que indicar direcciones, que si se trata de un negocio online, donde serán indicaciones relacionadas básicamente con Internet. Además del nombre personal o de empresa, los datos más importantes tienen relación con la forma de contacto, incluyendo sobre todo correo electrónico y el teléfono, si así lo consideras conveniente.
Diferencias entre tarjetas personales o corporativas. Tampoco serán del mismo interés los datos correspondientes a una sola persona que los referentes a una empresa. Lógicamente, en el primer caso tendrán más interés datos personales, mientras que en las tarjetas corporativas primarán datos más generales.
Jerarquizar el espacio disponible. No se tiene mucho espacio en una tarjeta, por lo que resulta muy conveniente tener en cuenta prioridades que queremos asignar a la información y distribución de la misma. Se debe procurar dar un orden y cierto sentido lógico a la estructura, agrupando datos según una naturaleza similar. Usar formas sencillas o distintos colores para afianzar esa jerarquía es una buena solución.
Tener cuidado con los tamaños. En superficie tan reducida los tamaños tienen especial importancia, por lo cual un buen estudio sobre la relación de lo distintos elementos gráficos es esencial, para no caer en una desproporción antiestética.
Seleccionar bien la tipografía. No resulta conveniente utilizar más de dos tipos de letra y, como nuestra intención es mostrar datos, mejor que las fuentes sean discretas y muy legibles, jugando entre tipos no inferiores a 7 ni superiores a 11 puntos.
Dar importancia a la marca de la empresa y distintivos corporativos. Si es una tarjeta de empresa o profesional que tengan marca personal es importante que aparezcan en la tarjeta, con todos sus elementos, como logos, paletas de color o tipografías específicas, puesto que la tarjeta forma parte del material corporativo. Estos elementos visuales constituyen una forma sencilla y rápida de identificar a la empresa.
Material adecuado y cuidado con los acabados. Como parte del diseño, el material en el que se va a plasmar la tarjeta o el acabado final también tienen su importancia y concede un plus de expresividad a la tarjeta. Aunque sea lo más frecuente, hay que recordar que el papel no es el único soporte ni la impresión en cuatricromía el único método que se puede utilizar. Dentro de las posibilidades habrá que estudiar cuál puede ser la más conveniente para la tarjeta concreta en la que trabajamos.
Sé profesional. Intentar ahorrar algo de dinero imprimiendo las tarjetas en casa es una pésima idea. Las impresoras caseras nunca tienen la misma calidad, ni tenemos el material pertinente para determinados tipos de diseño. La mejor opción para no estropear todo el trabajo anterior es confiar en una empresa especializada como overnightprints.es, imprenta online que te puede ofrecer materiales y acabados de muy alta calidad, a precio muy ajustado y con entregas muy rápidas.