Septiembre ha sido un mes largo y duro, no por nada en especial realmente duro, sino porque toca la vuelta de las vacas y el fin del verano, los días más cortos...ésto último me suele poner bastante triste subir de una súper entretenida tarde de columpios a casa mientras ves que las farolas están ya encendidas. Todavía no tengo muy puesto el chip te tardes de domingo, manta y magdalenas mientras la lluvia repiquetea contra la ventana, debe de ser porque estos dos últimos invierno han sido tan largos que ahora mismo no consigo encontrarle en punto romántico al fin del verano.
Hay que decir que septiembre ha sido fructífero -esta palabra siempre se puede mejorar- y TCV no ha parado de trabajar encontrando siempre un ratito para el ocio, el disfrute y la inspiración.
Me gusta la monotonía de este mes. Volver al pueblo para recoger los frutos de la huerta, dicho así suena genial, pero no vayáis a pensar que estas manitas tocan una azada... es posible que algún día me toque pero por ahora tengo el privilegio de colocarlo directamente en la nevera.
No sólo hemos llenado la despensa con los frutos de la huerta sino que también hemos abierto la puerta y hemos cargado la bodega.
Y terminar el mes caminando por el monte en busca de los instintos animales, esos que a todos nos hacen bajar la guardia y que permiten el espectáculo único de la berrea. Que por cierto, un año más se ha convertido en un bonito paseo por la montaña y unas bonitas fotos como la que os dejo, tomada en la Montaña Palentina, concretamente en la Ruta de los Pantanos, con el Espigüete el fondo. Pero de ciervos en celo y luchas por la hembra nada.
Y de vez en cuando hay que dedicarle en tiempo al chico de la casa, por lo que nos hemos desplazado hasta La France a una concentración Volkswagen, de la que yo he vuelto con ganas de llevarme una de estas para casa y así darle a nuestros findes de semana un toque trotamundos.
imágenes TCV
By Sara
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