En casas con encanto, la personalísima Casa Azul de Frida Khalo nos ha dejado sin palabras… Situada en Coyoacán, México, la casa donde la pintora nació y murió es un mosaico de colores, y representa su peculiar forma de entender la vida a través de la arquitectura y el diseño de interiores. La vegetación exuberante, los colores de la fachada y los muebles pintados son un auténtico canto a la vida.
Los elementos industriales imprimen un sello personal al taller situado en la casa de la artista, que llama la atención por su su gran ventanal, sus suelos de barro y las paredes de cemento sin revestir.
La vegetación y el contraste que forma con los colores de la fachada son otra de las señas personales de la Casa Azul de Frida Khalo. La naturaleza siempre estuvo muy presente en la vida de la artista y de su hogar, y es un elemento muy propio de las casas con encanto.
Frida fue precursora de muchas tendencias, en lo artístico y en lo personal. La cocina de la casa, de azulejo cerámico blanco, azul y amarillo, refleja la alegría de vivir. Los muebles pintados en colores chillones, igual que el suelo, son de nuevo tendencia, como lo es el uso de fibras naturales en los muebles (enea, ratán, etc.).
Otra perspectiva del estudio de la pintora, con sus grandes ventanales y el maravilloso flujo de luz natural que penetra por las cristaleras. Se puede apreciar el gran contraste entre las zonas de convivencia de la casa y las de trabajo…
Maravillosos contrastes de colores profundos en la casa de Frida de Khalo: el azul intenso del cielo, el verde de la naturaleza y el ocre de la tierra.
La altura de los techos en la casa de la artista mexicana permitió decorar la parte alta de las paredes con inscripciones que hacen referencia a hechos relevantes en la vida familiar.
Las paredes blancas y los muebles de madera oscura conviven con piezas de decoración en colores muy vivos…
Diego Rivera y Frida Kahlo compartieron vida y profesión en esta casa: él, muralista y representante del realismo social mexicano; ella, pintora surrealista. La casa había sido construida por el padre de Frida, un judío de origen húngaro, en 1904, aunque no fue pintada en el azul añil que aún mantiene hasta 1937, cuando la casa donde ya reside el matrimonio de artistas aloja a León Trotski.
La cama con dosel de Frida, vestida con una colcha de crochet y con un espejo en la parte superior, que Frida decide colocar cuando queda inválida a los 19 años por culpa de un accidente en carretera.
Otro de los dormitorios de la casa con peculiares siluetas colgadas de las paredes.
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