Casas escandinavas de madera blanca (Stavanger)


Recuerdo cuando éramos pequeñas, mi hermana y yo delante de algún
escaparate repartiéndonos su contenido, argumentando porqué algo
debía ser para una u otra, aún a sabiendas de que no íbamos a
adquirir nada.
Este recuerdo me sorprendía mientras editaba las fotografías del post de hoy,
no sé exactamente porqué pero imagino que las casas de madera del casco
antiguo de Stavanger, que vimos en nuestro viaje de verano a Noruega,
son tan idílicas que inconscientemente mi mente se planteaba cuál de ellas
elegiría si tuviera que irme a vivir allí.







Difícil elección, ¿verdad?
Y seguramente porque en estos momentos siento la necesidad de tener un
espacio de creación independiente, una especie de estudio-taller-trastero
showroom, me quedaría con la construcción de la fotografía que sigue: una
pequeña tienda-exposición de una artista local.
En el barrio en el que vivo hay muchísimas casitas bajas de este tipo, por
supuesto sin esos fantásticos ventanales y en un estado lamentable pero
en las que veo mil y una posibilidades.
Cada vez son mayores las ganas que tengo de hacerme con una y arreglarla.
Pero es complicado porque no suelen tener permiso de habitabilidad o
están en venta como solares para ser derruidas y construir bloques
modernos, siendo su precio realmente prohibitivo aunque estoy
investigando otras posibilidades de las que ya os hablaré cuando
tenga algo en perspectiva.

¡Vaya!, estábamos en Stavanger y hablando, hablando hemos
acabado en Madrid.
No os preocupéis que en un pispás volvemos a Noruega...

El casco antiguo de Stavanger (Gamle Stavanger) lo conforman ciento
setenta y tres encantadoras casitas blancas de madera construidas entre
los siglos XVIII y XIX al lado del puerto. Originariamente fue un barrio
obrero dedicado sobre todo a la industria conservera, primera actividad
económica de la zona hasta el descubrimiento y explotación de los pozos
petrolíferos noruegos a comienzo de los años setenta, que tienen las
sedes de sus oficinas nacionales en esta ciudad.
Stavanger ha ido creciendo hasta convertirse en la cuarta ciudad más
importante de Noruega, pero el casco antiguo ha sabido mantenerse
acertadamente con su esencia original: casas de madera, calles
adoquinadas, farolas antiguas y un especial cuidado de zonas
verdes y jardines.







¿Os pareció haber visto un lindo gatito?

Las papeleras eran escasas (de hecho no recuerdo haber visto ninguna),
nunca encontramos barrenderos y lo único que aparecía tirado en el suelo
eran hojas de flores y plantas.
Nuevamente Noruega nos dio un ejemplo de concienciación ciudadana.

¿Qué casita te pides tú?



Fuente: este post proviene de hampton sc, donde puedes consultar el contenido original.
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