Las cocinas integradas en el salón, ya sea en pisos de distinto tamaño o en casas, van ganando terreno y cada día son más quienes se deciden a tirar tabiques, emprender una reforma y unir dos espacios que habitualmente son los más utilizados de la vivienda.
Unir cocina y salón tiene la ventaja de ampliar visualmente el espacio, sobre todo cuando escasean los metros, ya que al eliminar tabiques evitamos una parcelación que empequeñece el ambiente.
Por otra parte, estamos dotando de más luz natural a la zona de cocina, ya que por regla general, son espacios, sobre todo en pisos, donde no abundan las ventanas que den al exterior.
Hoy en día las familias disponen de poco tiempo que compartir y el existente hay que rentabilizarlo. Con una cocina abierta al salón se facilita la comunicación entre todos mientras se realizan distintas tareas.
Ahora bien, para que la integración de cocina y salón sea perfecta y ambas estancias parezcan un único ambiente, hay que seguir una serie de pautas:
En primer lugar, hay que elegir suelo y paredes iguales para unificar ambos espacios. Utilizar los mismos muebles o en acabados similares a los del salón también contribuye a que parezca un único ambiente.
Al estar unidos ambos espacios es importante que la cocina disponga de una campana extractora potente. A nadie le gusta que los olores a comida se expandan por toda casa, sobre todo si tenemos invitados en casa.
Es importante mantener el orden. Así que nada de platos que se acumulan en el fregadero y cachivaches sobre las encimeras.
Por último, crea un ambiente personal con algún elemento decorativo como una planta, un gran reloj de pared, un jarrón vintage...