Ya lo tienes casi todo. Has buscado la ubicación perfecta para el escritorio, tienes también el ordenador, la lámpara de sobremesa y hasta los complementos. Tu rincón de trabajo en casa está casi listo. Ya solo te falta elegir la silla de escritorio. Comienza un peregrinaje largo y tedioso por tiendas online y páginas web. Pero… ¿sabes lo que estás buscando?
No es extraño que hayas respondido que no a la pregunta que antes te hacía. No es fácil dar con la silla de escritorio perfecta. Esa que es ergonómica y, al mismo tiempo, lo suficientemente original y decorativa para tu rincón de trabajo en casa. De hecho, y hablo desde la propia experiencia, es muy difícil dar con una silla que pase el examen de los expertos en seguridad laboral y que, además, te parezca bonita para ponerla en tu salón o en tu despacho.
Y es que cuando trabajas en una oficina, el diseño y la estética de la silla que utilizas a diario puede pasar a un segundo plano. Pero si el rincón de trabajo está en tu propia casa, la cosa cambia. Ya no queremos tener un mamotreto de silla que no combina con el resto del mobiliario. Aunque sea una maravilla de la ergonomía y nos proteja de las contracturas musculares.
Yo, sinceramente, creo que en el término medio está el acierto. Puedes pensar que me equivoco (y seguramente sea así), pero no pondría jamás delante de mi especial escritorio de los 50 una silla de oficina de esas llenas de palancas, alto respaldo y reposabrazos regulables. No, por más que lo sufra mi espalda.
¿Qué silla de escritorio necesitas?
Al margen de lo que he dicho hasta el momento, para elegir la silla de escritorio más adecuada a tus necesidades, es necesario tener en cuenta diversos factores. Para empezar, todo depende del número de horas que vayas a estar sentido en ella. No es lo mismo pasar un par de horas al día, que toda una jornada laboral con sus ocho horas (más los ratos extra).
En ese sentido, el uso que vayas a darle te dará la pauta para elegir una silla más o menos cómoda y ergonómica. Se trata de una cuestión de salud, por lo que has de darle la importancia que merece.
Cosas a tener en cuenta
Si quieres trabajar en casa, dedicando a tu labor todo el tiempo necesario, y no sufrir problemas de espalda ni de articulaciones tendrás que elegir una silla adecuada. Para empezar es recomendable que el asiento sea regulable en altura. De esta forma, puedes variar la posición de tu cuerpo con respecto a la mesa de trabajo en función de tu altura. Ten en cuenta que si trabajas en una silla muy baja, se resentirán las lumbares. Y si es demasiado alta, forzarás la musculatura dorsal y las vértebras de la espalda.
También es importante que el respaldo se ajuste a la espalda y te ofrezca un apoyo lumbar. Te vendrá de maravilla una vez sobrepasadas las tres o cuatro horas de trabajo. Si la altura del respaldo es regulable podrás hacer que llegue al menos hasta tus hombros que es lo ideal para tu cuerpo.
En este punto me gustaría hacer una reflexión. En lo que se refiere a la altura del respaldo de sillas, sillones y sofás, creo que existe una distorsión entre lo que se supone que es mejor en aras de la salud corporal y la comodidad, y lo que nos grita el mundo del diseño y el interiorismo. Si para lo primero lo mejor son respaldos altos, equipados incluso con reposacabezas, los que mueven los hilos del segundo nos ofrecen continuamente butacas, sofás y sillas de respaldo muy bajo. El dilema está servido.
Reposabrazos, ¿sí o no?
Aunque para los gurús de la ergonomía no existe otra respuesta que no sea un SÍ rotundo, yo añadiría un pequeño matiz. Puede que los reposabrazos sean una de las piezas clave para lograr una silla de escritorio confortable, pero también son posibles otras opciones. Como no ponerlos.
Hay sillas realmente cómodas que no llevan reprosabrazos. Valora tus propios hábitos de trabajo. También si tienes espacio suficiente (ya que harán la silla más voluminosa), y el tipo de escritorio que tienes. Si es muy bajo, los reposabrazos de la silla pueden resultar un estorbo.
Si finalmente crees que tu silla de escritorio ha de estar equipada con estas piezas, asegúrate de que tus brazos se flexionan de forma adecuada. Han de formar un ángulo recto mientras tecleas en el ordenador.
¿Con o sin ruedas?
Este es otro de los grandes dilemas que hay en torno a las sillas de escritorio. Si bien las ruedas pueden ser cómodas a la hora de cambiar de postura o de moverte por el espacio de trabajo, lo cierto es que no tienen mucho sentido si tu zona de trabajo o estudio es pequeña.
En cualquier caso, antes de decidirte por una silla con ruedas, busca unas que sean especiales para el suelo que tengas en casa: parquet, gres, etc. Unas sillas demasiado duras pueden rayarlo de manera irreparable.
Como te decía al principio de este post, elegir la silla de escritorio no es una cuestión menor, por lo que te recomiendo que no tengas prisa y valores bien cualquier decisión. Será la clave para acertar.
Puedes leer la entrada original y completa en de la revista online Decoración 2.0.