Aunque te parezca mentira, elegir un buen sofá es una decisión que requiere tiempo y reflexión. La primera condición que debe guiarte es la comodidad. Es posible que sientas una gran atracción hacia el diseño, pero la compatibilidad entre líneas innovadoras y confort debe ser absoluta. Por otro lado, no escatimes en precio ya que, al fin y al cabo, se trata de un mueble que debe responder con firmeza al paso del tiempo. Para ello, el modelo que reinará en tu salón irá de la mano de la calidad.
Hay gran cantidad de tiendas y fabricantes que pueden ofrecerte un amplio catálogo de sofás. Existen multitud de firmas capaces de aunar estas tres premisas para que dispongas de una pieza de mobiliario de probada resistencia, que te proporcione un incomparable bienestar y que, además, responda a tus parámetros personales de estilo y buen gusto.
Cuando el tamaño importa
En función del espacio, también hallarás propuestas que difieren en tamaño, puesto que se trata de un artículo en el que se han vertido grandes dosis de inventiva para lograr adaptarlo a las necesidades de cualquier demanda: desde el de dos o tres plazas hasta el socorrido sofá-cama o la versión nido, pasando por los modelos que incorporan rinconera o los que incluyen un chaise longe. Los metros de la habitación mandan, pero también es vital que el sofá no engulla la estancia sin dejar lugar para otros muebles esenciales.
Si tus habitaciones son poco generosas, encontrarás una solución perfecta en productos polivalentes que cumplan varias funciones. Así, en el caso de que dispongas de un dormitorio no muy grande, te aconsejamos que coloques un sofá-cama, cambiando el aspecto de tu alcoba por el día y la noche. Tapizado con una buena tela, puede quedarte un ambiente muy acogedor. Respecto a un salón de reducidas dimensiones, recuerda que siempre se pueden sacrificar otras zonas como, por ejemplo, la del comedor a través de un conjunto plegable.
Por dentro y por fuera
Tu sofá no sólo tiene que cuidar una cara exterior, sino que también debes prestar atención a su relleno. Te damos una pista: el relleno inicial de estos muebles tiene mayor volumen visual que el estimado durante la vida de los mismos. Tienes que preguntarle al encargado de la tienda el material con el que se han llenado los almohadones, brazos, etc. que conforman la pieza, ya que hay diferentes tipos tales como la pluma, el bultex, la goma espuma, etc.
En cuanto al material utilizado para fabricar los sofás, el más habitual y el de mejor calidad es la madera y, concretamente, la de pino y la de haya. La estructura suele estar construida con maderas macizas seleccionadas que garantizan una larga duración. Para evitar roturas durante el transporte o dejar la puerta abierta a posible recambios, las patas pueden ser enroscables o estar rematadas con ruedas, un aspecto este último importante si aún no tienes clara la pared sobre la que apoyará. Así, serás capaz de moverlo sin esfuerzo.
Desde hace unas décadas, las estructuras de acero se han puesto muy de moda debido a su resistencia y durabilidad. Todos los elementos que ayuden a mejorar la calidad del soporte del asiento son bienvenidos. Cuanto mayor calidad tenga el sofá, más años durará y mayor partido se le podrá sacar.
Por dentro y por fuera
Es importante que el sofá encaje bien en el espacio que se le destina, y que las medidas sean las idóneas. Tratándose de un elemento tan grande, será el que probablemente domine el espacio, por lo que conviene medir a conciencia antes de dar el paso. También hay que prestar atención a la forma del mismo, los brazos, las patas... Como volumen predominante, debe elegirse acorde a otras piezas de gran volumen que estén en la misma estancia, y procurar que las líneas sean parecidas. La armonía depende de la combinación acertada entre el mobiliario y los objetos decorativos.
Ahora queremos aconsejarte sobre la tapicería, el traje que vestirá tu elección. Si el sofá es lo primero que se elige a la hora de amueblar, conviene tapizarlo en una tela que no sea muy marcada, para que no condicione en la elección del resto de elementos. Si por el contrario, la tapicería se elige en función de los demás elementos, se recomienda elegir una tela sin grandes estampados, para no recargar el conjunto.
En el caso de que tengas niños o mascotas y no quieras que la tapicería sufra, es recomendable la utilización de fundas: son muy prácticas, lavables y fáciles de colocar. Además, existen muchas marcas que venden las llamadas 'fundas universales', válidas para cualquier sofá. No creas que estos complementos no atenderán a unos mínimos requisitos de estilo; se ha avanzado mucho en este campo. Por último, recuerda que el sofá debe caminar al paso que marque tu vida, tus gustos y tus necesidades.