Antes de meternos en faena, aprovecho para daros las gracias por la gran acogida que han tenido los post de Cambio de Armario en 20 minutos y Cómo tener un armario minimailista. Aun estoy contestando mails, y por supuesto he tomado nota de todas las propuestas de tema que me habéis hecho para publicar en las próximas semanas.
Y continuando con el hilo organizativo del armario, hoy ataco un tema peliagudo: los accesorios. Y es que no sé tú, pero yo tengo un problema con ellos. ¡Me encantan! Y cuando voy a cualquier tienda, siempre termino mirando collares, zapatos, fulares, bolsos o zapatos. Y es una atracción peligrosa, porque muchas veces pico.
Así como con la ropa conseguí controlar el impulso comprador sometiéndolo a la pregunta de si combina o no con más de una cosa de las que tengo, con muchos de los accesorios, sobre todo collares, me ha costado mucho lograrlo, pero al final se puede.
El otro día una lectora habló del programa 333 y en mi contestación a su comentario le dije que para mi lo más complicado de asumir ese reto sería el tema de los accesorios, porque con un armario muy básico, me apoyaba muchísimo en ellos para dar un toque más o menos especial al look. No es lo mismo vestir con una camiseta negra, un pantalón negro y unos zapatos de salón que con unas bailarinas, o unas deportiva blancas. O añadir un collar más historiado, o llevar una gargantilla sencilla. Por poner algunos ejemplos.
Por eso pensé que sería un buen post hablar de cómo controlar los accesorios. Cómo tomar las riendas para evitar que te invadan como me llegaron a invadir a mi.
Empezaré por lo más complicado:
Los ZAPATOS. ¿Cuántos pares de zapatos podemos necesitar? Esta es una pregunta muy muy relativa, porque depende mucho de tu vida diaria, de tu trabajo, de tu salud… Si la pregunta me la hiciera a mí misma, y depurando mucho mucho, mucho, te diría que unas bailarinas negras, una botas de piel marrón y unas converse blancas. Pero entre tú y yo eso es muy muy complicado de aplicar. De hecho, después de una grandísima limpieza porque he llegado a ser una Imelda Marcos a pequeña escala, cuento con 8 pares de zapatos por temporada, y 4 pares de zapatillas deportivas fijas durante todo el año.Ya esta bien!
Lo sé, no es lo que se dice un zapatero minimalista por excelencia, porque al final son 12 pares anuales. Pero me los pongo y mucho.
Los BOLSOS. Aquí voy a ser más estricta.De hecho he empezado por aquí mi operación armario minimalista de cara al verano. Tengo dos bolsos estrella que pienso usar hasta la saciedad y casi exclusivamente: un bolso tipo saco amarillo que suplirá a mi maxi bolso de invierno negro, y un clutch grande de Zubi. Ambos regalo del Santo que tiene muy buen gusto siempre.
La clave es escoger un color que pegue con prácticamente todo (por ejemplo el amarillo). O que cuente con varios colores para combinar.
Los FULARES. Son un must en mi atuendo diario tanto en invierno como en verano, porque todo, todo, todo, lo cojo por la garganta. Pero reconozco que he ido acumulando muchos a lo largo de los años. Pero ¿me los pongo todos? No.
Es verdad que ahora que el armario está lleno de prendas de colores lisos, puedo tirar de casi cualquiera, pero entre tú y yo, tengo épocas en las que de repente me pongo uno muchísimo, y luego no me lo vuelvo a poner en años. Otros cuyo estampado ahora no se lleva en absoluto¿Como escoger? Poniéndolos todos doblados encima de la cama y seleccionar los que más te has puesto durante los últimos tiempos. De esos, comprueba (como con la ropa que tienes la tentación de comprar) con qué looks puedes usarlos, si hay más de tres, se queda, si no, guárdalo. El resto, los que no te pones desde hace tiempo, dónalos para la tómbola del cole o regálalos.
La BISUTERÍA. Aquí hay que ejercer mano dura y no sentir piedad. Normalmente la bisutería es barata y la compramos por modas. Por lo que cuando haya pasado esa moda, no te la vas a volver a poner en la vida.
Para tu hija guarda joyas, no baratijas que cambian de color, se pasan las gomas, etc…Cuando me tocó hacer la limpieza a mi, descubrí que durante todo el invierno, sólo me había puesto 4 collares de bisutería. Me probé uno a uno el resto que quedaba y o me veía rara, o me quedaba muy largo, o demasiado corto, o era muy incómodo,o pesaba…¡Fuera! Ahora puedo darme un par de caprichitos de temporada, sabiendo que me los pondré seguro.
CINTURONES, SOMBREROS, etc. Al final todo consiste en someterlos a un examen, en el que tenemos que tratar de ser lo más imparciales posibles. Ese cinturón que te compraste dos tallas más grande porque te enamoró y te dió igual tener que hacerle un agujerito con la punta de una tijeta para poder llevarlo fijo. O por el contrario, guardas un montón de los que te ponías cuando pesabas 10 Kg. menos y tenías un cuerpo adolescente. Sombreros que estuvieron de moda, pero que lo mismo no vuelven a estarlo en 10 años, o que te compraste en un ataque de locura llamativa transitoria, pero que no te pones nunca porque nunca es el momento, o vas al lugar adecuado.
En fin, regala, regala y regala todo lo que consideres que es bueno, tiene valor sentimental para tí (en ese caso, cuéntaselo a la persona que se lo des). Y lo que no, dona, tira, vamos, que te deshagas de ello.
Te darás cuenta que no los echas de menos, y aprovecharás más y mejor lo que tienes. Por no hablar del espacio.
¿Tú también eres adict@ a los accesorios? ¿Te superan o los controlas?
Un beso,