Asociado con el sol, posee su misma capacidad para deslumbrar, pues es el color que antes percibe el ojo humano. Durante algunos años ha estado un poco denostado pero vuelve con fuerza y se integra a la perfección en diferentes ambientes.
A la hora de combinarlo las posibilidades se tornan infinitas tal y como vamos a ver en las imágnes. El amarillo es perfecto para cualquier estilo decorativo y es una gran elección como tono base.
El amarillo es un color que combina fácilmente y siempre nos da buenos resultados, por lo que emplearlo en textiles es una opción más que acertada. Lo ideal es mezclarlo con tonos fríos como los azules, violetas y grises para crear composiciones con fuerza y equilibrio.
Tradicionalmente en decoración se ha usado el amarillo para los textiles (cojines, nórdicos, mantas...) o para pintar las paredes. Usarlo en algún mueble dará un extra de color a la casa y seguro que os gusta el resultado en aparadores, sillas, taburetes, sillones o butacas.
Los estilos sobrios como el nórdico o el minimalismo combinan a la perfección con el amarillo. Está inyección de energía contrasta a la perfección con el binomio blanco y el negro y la frialdad que a veces nos aportan estos.
Por último el amarillo se cuela en la cocina en el mobiliario, los revestimientos, encimeras, detalles... Es una tonalidad perfecta para la cocina porque da mucha luz, transmite energía y positivismo. La combinación más recurrente es con blanco, aunque con negro también da un toque muy chic.
Imágenes: Opendeco, Apartament Theraphy y facilisimo.com