En el Feng Shui, el salón es el lugar del encuentro, el diálogo y la socialización. Un punto para encontrarse con los otros y también para estar con uno mismo, pero con actividades más Yang, más dinámicas que las reservadas al dormitorio: leer, oír música, ver películas, actividades de ocio en general.
La realidad es que a causa del tamaño de la vivienda o su distribución, en muchas ocasiones se solapan las funciones del salón y el dormitorio, intercambiándose actividades que serían más adecuadas realizar en uno, se hacen en el otro, como dormir, leer, oír música, ver TV. El mismo caso sucede cuando las funciones del salón o sala de estar y del comedor se comparten en un solo espacio, dando la figura del salón comedor.
Lo ideal si se tiene espacio es mantener ambas funciones separadas, sino es posible hay que tratar de marcar muy definidamente cada espacio, usando luz, color o la distribución de los muebles. El efecto no es negativo si se mantienen definidas las esencias de cada habitación.
En la Escuela Europea se ve el salón o el salón comedor como uno de los centros de la casa, junto con la cocina, ya que su grado de comodidad y la frecuencia de uso marcarán en gran medida las relaciones sociales de los habitantes dentro de la casa y, por tanto, la cantidad de Chi que los visitantes satisfechos dejarán en la vivienda.
El hecho de que las personas visiten tu casa y sean atendidas con hospitalidad y se vayan contentas y con deseo de volver pronto es uno de los mejores remedios Feng Shui por su capacidad activadora del Chi. Así el antiguo principio de hospitalidad adquiere una nueva utilidad aportando beneficio tanto a quien la ofrece como a quien la acepta.
El salón está regido por los elementos Tierra y Madera y es un lugar activo que refuerza la zona del bagua en la que esté situado. Podríamos jugar en él con todo tipo de colores en las paredes, prácticamente sin limitaciones, pero por razones de decoración suelen tomarse decisiones conservadoras en la elección de los colores. Siendo comunes los colores terrosos no muy oscuros: arenas, tostados, pasteles, limón, etc. También colores claros en la línea de los pasteles para facilitar la combinación con los distintos muebles y cuadros.
La regla general sería evitar paredes completamente blancas o negras y crear una mezcla con elementos de los cinco elementos combinados: verde, azules, rojizos, blancos rotos, usando para ello el conjunto de los muebles y elementos decorativos. Es importante que nada destaque excesivamente, sino crear una atmósfera armónica donde los cuadros, fotos personales, libros, figuras, recuerdos de viajes, etc, que se vean integrados enviando un mensaje de apoyo positivo y de refuerzo a los habitantes.
El orden y la comodidad son importantes, los muebles deben estar al servicio de los habitantes, incitándoles a usarlos y a vivir la habitación con libertad. Unos muebles demasiados solemnes, caros o incómodos son contraproducentes porque llevarán a no usar el espacio para la finalidad a la que está destinado.
La Televisión
Dado el uso cada vez mayor que tiene, en el Feng Shui europeo no se considera la televisión como negativa en un principio, sino como al resto de electrodomésticos, un activador que puede usarse como remedio para mejorar el Chi en zonas concretas o para aumentar la cantidad de elemento Fuego en una habitación.
Por tanto, debe usarse con precaución y evitar el exceso. En el caso del salón es importante su posición dentro de la habitación, por eso, una solución ideal es mantenerla fuera de la vista, bien dentro de un mueble, bien en una posición retirada. Debería evitarse que apuntara hacia la mesa del comedor porque eso la convierte en un comensal más que monopoliza la atención impidiendo la comunicación entre los comensales.
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